Tu mujer, que me entregas tu amor
sin condición alguna,
la que refleja con inmensidad
el amor más grande del planeta,
aquel que mil vidas se quedarían cortas,
el tiempo es minúsculo ante su longevidad.
Madre querida, reina de mi realidad,
irremplazable ante cualquiera.
La única con la que jamás dejaría de ser niño.
Al nacer, mi madre me dedicó su vida,
y a cambio me pidió vivir la mía.
Si pudieras pedir un deseo,
pedirías mi felicidad.
Por eso quiero darte todo,
y un poco más si es posible.
Por ángeles como tú,
es que se garantiza un cielo;
aman sin esperar nada a cambio,
pues lo tienen todo al vernos sonreír.
Has estado en mis peores batallas,
en mis mejores victorias.
Ya sea presente o en la lejanía,
tu amor trasciende toda barrera.
Lo único que le pido a la vida
es que me dé el tiempo
para darte todo lo que mereces.
El mismo caballero que has educado
luchará por ti cada lucha que tenga,
siempre pensará en ti como inspiración,
pues eres el motor que dicta la vida que me diste.
Sin una espada, ganaste toda batalla por mí,
sin un rey a tu lado, te hiciste cargo de un hogar.
Solo con dos manos,
fuiste capaz de demostrar
que con amor no hay imposibles.
Ese mismo amor es la fuerza que usaré,
ya que me demostraste
que no hay poder más grande en el mundo
que aquel que siente una madre por su hijo.
Y te agradeceré como tú quieres,
y es vivir mi vida,
aquella que me diste.
Las palabras podrían hacerse eternas,
e incluso mi garganta se secaría;
es por ello, que resumiré todo,
diré con gran orgullo:
«Eres la mejor madre de esta, y cualquier otra vida»
OPINIONES Y COMENTARIOS