Grito en silencio

Grito en silencio

DaelBeek

20/03/2025

El tren recorre las vías una hora después de medianoche.

O al menos, en ese momento aparece cerca de la casa, lo suficientemente cerca para que pueda escuchar su silbato. El sonido es fuerte, llamativo, alejado. Me despierta de un sueño que se niega engancharme.

El silbato del tren suena una vez, de forma prolongada para que las víctimas nocturnas seamos testigos de su presencia. Entonces me hace abrir los ojos a mitad de la penumbra donde mi habitación es ligeramente iluminada por la luz que traspasa las cortinas. Así que no todo es tan oscuro y alcanzo a percibir las formas que me rodean.

Estoy despierta.

El silbato vuelve a gritar. Su sonido me hace pensar si habrá alguien tan atrevido (o perdido) que se encuentre a unos pocos pasos de las vías y pueda sentir las ráfagas de aire que el tren genera en su carrera. Fantaseo con alguien que esté mirando sus vagones, dejando atrás un pasado -del cual escapa- al otro lado de la vía.

Estoy despierta en las tinieblas donde se prohíbe llorar.

Si pongo la atención necesaria, me es posible escuchar el traqueteo metálico del rodaje chocando contra los carriles. Pienso qué cargamento traerá cada vagón, a dónde se dirigirá, cuántos cambios de vía hará durante su largo o corto trayecto. Lo que más estimula mi curiosidad, es por qué a esta hora. ¿Será porque el tránsito disminuye y habría menos problemas? ¿Será porque es una emergencia y debía partir cuanto antes?

El tren recorre las vías una hora después de medianoche. Hasta el vértice más recóndito de la ciudad guarda silencio para escuchar el grito del silbato. Y los peces que nadan cerca le rinden honores a los vagones, mostrando su respeto y admiración al saludarlos como un cadete a su general.

El silbato brinca hasta mi habitación para despertarme, para decirme que estoy viva y que debo gritar como él.

Entonces, grito en silencio.

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