Si quería navegar, y yo quería, lo mejor que podía hacer era ir a vivir a Barcelona. Dejé «Hilos y Nudos» y me dispuse a entrar en «Transcompa». Había visto el anuncio en la Vanguardia: «Transcompa necesita personal para trabajar de Auxiliar Administrativo». Me presenté al examen. Era el año 1955.
En aquella época trabajaban en la Compañía Transcompa unos doscientos empleados. El examen que nos hicieron para poder entrar constaba de una prueba de cáculo matemático, sumas muy largas, restas, quebrados, divisiones… y un examen psicotécnico que determinaba el destino para el que tenías más condiciones. Era una serie de preguntas con varias opciones para la respuesta. tenías que ir rellenando la casilla correspondiente.
Cuando terminé los exámenes, decidieron mandarme a Contabilidad, aunque esas cosas del Debe y el Haber no las he entendido nunca. Después de haber estado tantas horas haciendo el examen psicotécnico van y me mandan a Contabilidad. En broma, decía para mí:
– ¿Será que no tienen a gente mejor preparado que yo para ir a Contabilidad?. ellos sabrán lo que se hacen.
Era un trabajo que, para aquella época, no estaba mal remunerado, el sueldo me permitía pagar una patrona. tenía una habitación alquilada en casa de una señora y comía en los bares del Paralelo. Había un bar que lo llamaban «La Alcoyana», el menú del día valía 8 pesetas. También tenían otro menú de 15 pesetas. naturalmente yo escogía el de 8 pesetas. Luego, cuando iba a ver a mi novia a la casa de la hermana de mi cuñado, me daban algún que otro bocadillo. Gracias a eso iba tirando. La vida era muy dura.
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