EL EMPLEADO DEL MES

EL EMPLEADO DEL MES

Ruben Ielmini

20/12/2017

Siete de la mañana, la hora implacable, la que no perdona ningún sueño, la que con su sonido de alarma sea cualquier tono musical, está diciendo que te levantes…es esa rutina cómplice de todo un ejército adiestrado, integrados por, la ducha, la afeitadora, la cocina, la cafetera o el mate, el noticiero de la mañana, persianas que de a poco se irán subiendo, ruido de motores, autos y micros que te llevan a tu destino ¿Qué destino? ¿Cuál?…el de siempre, ese destino que se repite de Lunes a Viernes,durante semanas, meses, años….Rutina, esa de la que nadie puede salir sea cual fuese la tarea, dependiente o no, todo habita en la selva de cemento.

En ese mundo del ir y venir está Vicente Salvador, 62 años, empleado, empezó a los 18 en una escribanía de cadete, dos años después se fue a un estudio contable, tenía en su escritorio una Olivetti a cinta, en los setenta entró la nueva tecnología y esa vieja Olivetti fue cambiada por una moderna Olivetti ET 101eléctrica.

Como veía que en ese estudio contable no tenía futuro, cambió de empleo y con sus flamantes veinticuatro años, pasó a ser integrante de una de la más importante empresa de seguros.

Por esos años las Olivetti son reemplazadas por la revolución de la era informática, la Personal Computer; Vicente se capacitó en cursos de informática y se adaptó al cambio. Dentro de esos cambios años después; la última adquisición de la empresa; la notebook, o Laptop que le permitió llevarla a su casa cuando estaba apretado de tiempo y tenía que adelantar tareas.

Como fiel empleado, conserva un archivo con carpetas, todas ordenadas por año, por abecedario, y cuidado con que alguno vaya y le toque ese archivo sin su permiso; es como una hermana o una madre, lo cuida como si fuera de su exclusividad, ahí esta parte de la historia de la empresa, la que no se guarda en un archivo digital, la que no se comparte en red, y de la que conoce desde la A hasta la Z, este buen y servicial empleado; Vicente Salvador.

José Quiroga un empleado con antigüedad, no tanta como Vicente se acerca a su escritorio y le dice por lo bajo.

¡Che Vicente! ¿Viste quien está en el cuadro de honor como empleado del mes? la China, sector Inspección, la del segundo piso che ¿qué te parece ? esa arrastrada trepadora y alcahueta.

-¡Eh! para un poco José,es una dama, no hables así

– ¿Dama? ¡Ja ja ja ja!, ay me haces reír viejo, me extraña de vos con los años que llevas acá te la creas que la ponen de empleada del mes por mérito a su tarea, sabes lo que se dice de ella y del vice.

-¡No sé ni me interesa, yo vengo a laburar!

-Ah que novedad, yo también ¿vos cuanto hace que estas acá? desde que al gerente de relaciones, se le ocurrió esto, de hacer un cuadro con la foto del empleado del mes, nunca te pusieron.

Vicente se saca los lentes, lo mira a José con cara de pocos amigos.

-A ver; primero dijiste ¿Que venís a laburar? pues no lo parece, si vinieras (haciendo con los dedos el gesto de comillas ) -«a laburar»no estarías perdiendo el tiempo en ocuparte de la vida de los demás, ocúpate de tu vida, si es que tenes una.

-Ah bueno, como vinimos hoy, sorry mister mis respetos a usted- (Haciéndole una reverencia).-I´m going to my escritorio, bye bye mister

Vicente se pone sus lentes y mirando la pantalla de su notebok contesta

-Dale tomátelas que tengo que terminar este informe

José vuelve a su escritorio que está, mampara de por medio y mirándolo a Vicente lo llama con voz baja y le dice.

-Vicente, la China y el vice- (Le hace un gesto con mano) y se sonríe irónicamente, Vicente mueve la cabeza de un lado a otro murmurando.

-¡Que aparato Dios…que aparato!

Pasó un mes, el compañero se acerca al escritorio y nuevamente habla en voz baja.

-¡Vicente!, tengo una novedad, me lo pasaron los de contaduría, el tano Peter ese con esa cara de boludo ¿Lo ubicas? Peter, el flaco, el de los lentes culo de botella che.

-¡Si ya sé quien es.que pasa con Peter!

-¿Qué pasa?… ¡Es el nuevo empleado del mes!

– Bueno… ¿Qué querés que te diga? Felicitaciones está bien

José lo mira sorprendido…

– ¿Pero viejo; a vos no te mueve un pelo de tu entorno, ese gil cuanto hace que entró? seis meses y ya lo ponen como empleado del mes ¡Te das cuenta que para estar en ese cuadro hay que ser un alcahuete!

Vicente se quita los lentes y muy enojado lo encara.

-¡Mira José; una persona vale por lo que hace, por su desempeño y su interés en este trabajo… ¿Pero, en qué quedamos? si no sabe es un estúpido y si es empleado del mes ¿Es un alcahuete? si esa es tu teoría estas muy equivocado; ahora andate

José no tiene palabras ante la contestación de Vicente, se va a su escritorio murmurándole

-Si claro, seguí nomas… seguí ahí en tu escritorio, dándole al teclado con taitantos años de antigüedad haciendo archivos rompiéndote el culo, y el resto hace lo que no haces vos, te pasan por encima y se cagan en tu años de laburo ¿Y vos? el fiel empleado que no falta ni se enferma, y sabes que el día menos pensado te dan una patada en el culo sin importarle nada… Sos un número viejo, acá y en la china sos un número

Te digo algo… ( Jose se pone una mano al pecho) -Si a mí; me vienen a decir que soy el empleado del mes ¿sabes que les contesto ? que se metan el cuadro de honor allá en donde saben; ¡Ma que empleado del mes, plata viejo, eso quiero, plata, platita, mi familia y yo, comemos con plata, no con cuadritos de honor al merito!

Vicente deja su silla y va al escritorio de José.

-¿Ah, pero mira bien! permitime que dude, en mi caso, mi estimado vecino de escritorio esta es la vida que elegí, y si no me gusta me hubiera ido pero es lo que sé hacer. ¡Y terminala con tus teorías de rebeldía, que nunca llevan a nada; te pareces al loco Miguel, el ex delegado que hablaba y hablaba y hablaba, proponía paros y corte de colaboración…y compañeros de aquí y compañeros de allá; mucho compañeros, hasta que lo llamaron del directorio ¿Y cómo terminó?; fuera de convenio y encargado de sector, ahí se le acabaron sus teorías de caudillo.

José no contesto nada, Vicente volvió a su escritorio y siguió su tarea de rutina.

Había pasado un tiempo de aquel altercado entre José y Vicente, cosas del momento, ellos seguían compartiendo los días y los asados de todos los meses; hacían una vaquita el primer viernes de cada semana después de la fecha de cobro y se juntaban los de administración en la parrilla del club.

Pero ese viernes fue distinto, mientras Francisco, un compañero de administración hacía la lista y juntaba la plata escritorio por escritorio para el asado en el club…

-Buenas tardes Salvador ¿Podría venir un momento? lo llaman de relaciones laborales-

Fue la voz suave y discreta de la secretaria que se acercó al escritorio.

-¿De relaciones laborales…a mí?

-Si Salvador, el señor gerente de personal quiere hablar con usted.

-Bueno, me pongo el saco y voy

José que no se perdía detalle, y que no dejaba de mirarle las curvas a la secretaria una vez que se fue, le pregunta.

-¿Qué pasa Vicente?

-No sé, me llaman de relaciones laborales.

-¡Se te hizo veterano sos el nuevo empleado del mes¡Vamos carajo!…¡Eh muchachos a Vicente lo llaman de relaciones, es el nuevo empleado del mes!

-¡Nooo,para un poco! ¿que decís ¿te parece, a mi edad?

-¡Y si boludo, si te lo mereces ¿cuánto hace que estas acá? se te tenía que dar ¡Fuerza che, vamos todavía!

Vicente se levanta de su escritorio, se pone el saco, una compañera le arregla el nudo de la corbata le acomoda la solapa; saca una pelusa blanca del hombro. Entre aplausos y vítores de los compañeros de administración, Vicente va por el pasillo camino hacia la oficina de relaciones laborales.

-¡Adelante Vicente, pase tome asiento!- es el gerente de relaciones lo recibe con una sonrisa y mucha amabilidad.

-Mi estimado Vicente ¡Cuantos años de trabajo en la empresa!-

-¡Un par de años señor!- contestó con cierta vergüenza.

-¡Exactamente…déjeme mirar su foja de servicios… ¡Paaa!!…treinta y ocho años! de buen y excelente servicio a nuestra familia, porque eso es lo que somos…¿No es cierto Vicente? una familia que cuida sus empleados como a sus hijos, y como la vida está llena de momentos, mi querido Vicente…

Vicente, que conocía de memoria el discurso del empleado del mes, de tanto escuchar a los elegidos, se dejo llevar por una fantasía y entrando en otra dimensión, escuchó las palabras del gerente.

Hemos decidido que sea usted el empleado del mes…por su trayectoria y buen desempeño…es un honor tenerlo como empleado y que ocupe el buen y merecido lugar en el cuadro del personal destacado…ahora vendrá el fotógrafo y le hará unas tomas para poner la mejor foto en el cuadro con su nombre….La empresa se enorgullece con personas como usted!…

-¡Vicente… Vicente…eh…Vicente! ¿Le pasa algo? ¡Le estoy hablando!

– ¡Ah… no…digo si… si disculpe me distraje un momento que… ¿qué me estaba diciendo?

El gerente lo miró sorprendido

-Pero mi amigo ¿En qué planeta estaba? (Algo molesto)- Bueno, en fin…empezaré desde el principio- Hace un sonido de carraspera con su garganta, mientras mira su bolígrafo que lo gira con su mano, una excusa, para no mirar directo a los ojos.

– Mire Vicente lo he mandado a llamar porque…la situación de la empresa, no está del todo bien, no es nada personal por el contrario tenemos las mejores referencias suyas, una conducta ejemplar, un legajo excelente, una destacada participación al trabajo, pero…estamos obligados de achicar gastos por los distintos sectores y la empresa, bueno… la empresa, decidió prescindir de sus servicios -¡Le daremos una buena indemnización, una carta de referencia, pero (levantando su índice) “las mejores referencias” tratándose de un empleado como usted, eso ni lo dude mi amigo!-

Vicente no contesta, es un mármol, no le sale mueca, ni palabra, hasta que reacciona y con voz entrecortada dice

-¡Ah entonces no era por el cuadro de…

-¿Disculpe Vicente? no le entiendo,¿qué cuadro? ¿qué me está diciendo?

Se produce un nuevo silencio, el gerente lo mira extrañado y Vicente reacciona.

-¡No, nada señor olvídese de lo último que dije, no dije nada, nunca dije nada, ¡ Je !. Siempre hice lo que me dijeron, es lo mío, hacer y no hablar! como el dibujo de los monitos vió? No veo, no escucho, no hablo.

El gerente para salir de la situación, arremete con el epilogo de -¡Es la vida Vicente, entiendo y se cómo se siente, son momentos y hay momentos en que…bueno, se llega a una determinada edad en que hay que hacer un paso al costado, y dejar lugar a la nuevas generaciones. ¿No le parece?

Vicente se quedó pensando en esa última frase y poniendo sus manos en el escritorio mira al gerente a los ojos, mientras este sigue con la vista en el bolígrafo que sigue girando.

Disculpe señor… usted;¿Qué edad tiene?

Sorprendido por la pregunta titubea un segundo.

-Treinta y cinco… ¿por?

-Porque con treinta y cinco años, no tiene ni la menor idea de lo que se siente en este momento y de este lado del escritorio. En mis años de empleado, pocas veces falte, salvo por enfermedad, no tengo suspensión por mal comportamiento, ni llegadas tarde, me dedique a hacer mi tarea, y en algunas situaciones, a sacar las papas del fuego a mis superiores cuando se mandaban alguna macana; hasta me acuerdo de sus agradecimientos…

-Gracias Vicente querido…usted si que le hace honor al apellido…Salvador…me ha salvado y me ha hecho quedar como un duque ante el directorio… ¡Gracias Vicente…muchas gracias!-

Siempre cumplí pero, hay empleados que hacen, todo lo contrario y ustedes lo saben son los clavos torcidos, pero el martillo, siempre golpea al que esta derecho…esa si que no la entiendo.

-¡Vicente!… (Interrumpe el gerente) -Le pido por favor, no llevemos esta reunión a un terreno que no corresponde, ese comentario está fuera de lugar.-

-¡No señor!… (contesta Vicente con voz tranquila pero segura) -Aquí lo que está fuera de lugar, es el comentario que me acaba de hacer, eso de…”Es momento de hacerme a un costado”…ahora soy yo el que no entiende; hace un minuto me dijo que la empresa no estaba en buena situación y que tenían que reducir personal, y después me dice que tengo que dar un paso a un costado para la nueva generación ¿En qué quedamos señor? una cosa o la otra…oh algo salió mal en su discurso.

-No no es así Vicente permítase que…

-¡No señor ya no le permito, ya lo dijo todo,¡No la aclare que amanece!.. y por respeto a mis años de servicio por favor, no diga nada…en esta empresa, lo aprendí todo, aprendí a valorar el trabajo, a respetar a mis compañeros y superiores, a ser un eslabón de… «la gran cadena» como dice siempre el presidente de la empresa en la cena de fin de año. Lo único que me quedó como asignatura pendiente, es un apartado del que es muy difícil, en mi caso poder aprobar, porque para eso no se estudia, ni siquiera se nace, se es, por derecho propio… ¿Sabe que señor?

-No tengo la menor idea Vicente-

-Nunca pude aprender a ser…un hijo de puta, como la persona que escribió mi apellido y mi número de legajo en la lista de despedidos, y que, seguramente por todos los elogios que me ha dicho no fue usted… ¿verdad señor?

(Las mejillas del gerente de relaciones laborales empiezan a cambiar de color) 

 -Yo no fui Vicente, la orden vino de arriba-

-¡Ah! si claro, de arriba; debe haber muchos con el apellido “Arriba”y parece que están en todas las empresas porque siempre dicen eso, nadie se hace cargo, la orden viene de «Arriba»; es un chiste de mal gusto lo dije solo para distenderme- Vicente se levantó, fue a la puerta, antes de abrir volvió su mirada al gerente.

-Y por favor señor gerente de relaciones laborales, jamás vuelva a decirle a un empleado de muchos años, que haga un paso al costado para dejar lugar a la nueva generación; es una forma diplomática, elegante y muy antipática de decir…¡Ya sos chatarra!…y ese paso a un costado, no lo decide ni usted, ni nadie, el paso a un costado lo voy a dar, cuando me lleven camino al crematorio.
Vicente sale del lugar, llega a la oficina, mira a sus compañeros quienes esperaban con ansiedad una respuesta.

-¡Me despidieron!

 Lo miraban como a un condenado a muerte, eran rostros de sorpresa y de no saber que decir; se acerca a su escritorio, parecía que no llegaba nunca, una vez ahí, buscó la mirada cómplice de José, pero este no levantó la cabeza, Vicente se acercó a su escritorio.

– ¿Lo sabías verdad?- José levanta de a poco la vista muy sorprendido.

-Me enteré recién, estuvo Laborde de contaduría, y me pasó el dato que iba a haber despidos, pero nunca pensé que vos…lo lamento viejo, mira; me voy a juntar con el delegado! esto no va a quedar así, no puede ser, es una injusticia, vamos a ir hasta las últimas consecuencias y…- Vicente lo interrumpe.

-Dejate de joder José, ya esta todo cocinado, olvidate –

Volvió a su escritorio guardó sus señaladores, su calculadora y el anotador apagó la pc, y dijo…

-El lunes vengo por mis cosas-(mirando al encargado de hacer la lista del asado)- Che Francisco, yo no voy; paso ¡chau!-.

La mañana del Lunes fue el primer día en tantos años que la alarma del celular no sonó a las seis y media, Vicente se levantó a las ocho, se bañó, se vistió de elegante sport, sin corbata, desayunó, miró en la tele el final de noticiero, y salió hacia la empresa. No se apuró para llegar a la parada, caminó tres cuadras y subió a un micro de otra línea que lo llevaba al mismo destino pero en otro recorrido más largo. ¿qué apuro había?…ninguno. Miraba esas calles como un turista, le parecía todo distinto, tantos años haciendo el mismo trayecto que los lugares eran comunes …la parada en doble fila del reparto de facturas en los bares; de quien subía y quienes bajaban en las paradas, de de los encargados de edificio lavando las vereda,  los chicos del colegio privado; del cruce con la avenida, donde el canillita hacia su venta del matutino con el suplemento deportivo de los lunes mientras el semáforo estaba rojo.

 Pasadas las diez, Vicente esta esperando en recepción que lo autoricen a entrar, era un ex empleado que venía a retirar sus pertenencias.

Cuando llega al escritorio lo encuentra ocupado por un joven que miraba todo con cierta suficiencia como si el mundo estuviera a sus pies.

-Buen día… ¿Y vos quien sos?

-Soy el licenciado Mario Montalbán, mucho gusto ¿y usted?

-Creo que dije… ¡Buen día!

-Perdón… si… ¡Buen día!

-Ahí está mejor …yo tengo la mala costumbre de saludar ¿viste?

-Bueno yo soy Vicente Salvador… ex empleado de la empresa que ocupaba hasta el viernes este lugar; y el titulo de licenciatura, te lo debo.

El joven lo mira de arriba abajo.

-Ah sí ya me dijeron quien es usted, bueno mire, llegó en un buen momento…ya que vino, me gustaría que me explique lo que usted hacia, así me pone al tanto de los trabajos.

Vicente lo miró sorprendido, ahora era él quien lo miraba de arriba abajo.

.-Pero ¿vos no sos licenciado?… ¿y qué queres que te enseñe?

-Bueno yo…en realidad soy…estudiante en licenciatura de administración de empresas me faltan un par de materias y me recibo

Vicente piensa (¡Je! un paracaidista… la nueva generación por la que tengo que dar un paso al costado). Lo miró un segundo y se acordó de su primer día de trabajo, y en su cara vió el mismo miedo que él tenia cuando se sentó por primera vez en un escritorio.

-Bueno jovencito…entonces la mejor manera de aprender es…la misma que usé, desde mi primer día de trabajo, investigando como lo hice yo cuando empecé, nadie me enseñó nada, lo hice todo solito a pulmón y preguntando lo necesario, así que te deseo la mejor de las suertes y la ayuda que te puedo dar es esta- (Prendió la pc) – Acá en estos archivo esta todo, los abrís y miralos tranquilo uno por uno, no hace falta que yo te diga nada, de a poco vas a ir aprendiendo el oficio, bienvenido a Administración y mucha suerte!-

El joven le agradeció y empezó a mirar la pantalla.

Caja de cartón en mano Vicente empezó a guardar su foto de familia, su calculadora, y su anotador personal, ante la mirada atenta del empleado de seguridad que no dejaba de ver lo que ponía en su caja.

-¡Acá en la caja, se van treinta y ocho años amigo.

El empleado de seguridad, no respondió nada, solo cumplía con su deber de vigilador.

Se fue despidiendo de sus compañeros con los clásicos saludos

-¡Suerte en tu nueva vida Vicente…fuerza!

-¡Adiós Vicente que descanse!-…ante ese saludo se volvió y le dijo a su ex compañera.

-¡Si por supuesto que voy a descansar, pero no en paz ja ja ja!

El ultimo en saludarlo fue José Quiroga el rebelde, ese compañero de ideas revolucionarias.

-¡Chau viejo, fue un gustazo tener un compañero como vos, te vamos a extrañar!-

-Yo también los voy a extrañar, nos vemos amigo- (acercándose al oído de José le dice) – Y por favor…dale una manito al nuevo, es un pichi –

-Si quedate tranquilo dejalo por mi cuenta, que le voy a hacer pagar derecho de piso-

-¡Dale no seas jodido che, vos también pasaste por ese momento, o querés que te recuerde tus primeros días de trabajo.

-¡Noooo mejor no… je… dejalo ahí, vamos a estar en contacto Vicente, tengo tu celular te mando watt sap ¿sí?

-¡Si estimado claro que sí!

Vicente sabia que esas promesas, eran solo expresiones de deseo, de tanto en tanto alguno lo llamaría, pero a medida que pasa el tiempo seria parte de la historia de la empresa y pasaría a la lista de los olvidados.

Después de hacer el trámite y arreglo en liquidaciones, dejó su credencial, caminó con su caja por el pasillo hasta el hall de recepción, siempre con la compañía del empleado de seguridad. Justamente en el hall, estaba el cuadro donde nombran al empleado del mes de cada sector, habían cambiando las fotos, se detuvo por curiosidad a mirar quien ocupaba el primer puesto; una mueca de asombro seguido de una sonrisa le surgió, movió la cabeza de un lado a otro y se alejó del lugar del que había concurrido durante treinta y ocho años.

En el cuadro debajo de la foto, había un cartel con la inscripción en letras doradas

-José Alberto Quiroga -Sector Administración – “El Empleado del Mes”

Fin

Autor: Rubén Ielmini

ISBN: 978-987-3657-22-1

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