Como la Luna y el Sol

Como la Luna y el Sol

Adán E. Macedo

02/08/2020

Quiero que sepas que no te guardo ningún rencor, quiero que vayas tranquila en este mundo, mi decisión ha sido haberte idolatrado, y no era tu obligación corresponder con el amor que te he declarado cada noche, que aunque no estés conmigo, te dedico mi primer pensamiento cada mañana, que aunque ahora no se vea reflejado en un mensaje o una llamada aun eres y serás parte de él, y aunque el resto del día no tengamos ni el mínimo contacto aun estás presente cada que algo nuevo me asombra, o cada anécdota que quisiera contarte, porque claro que sigo siendo igual de feliz, igual de ocurrente, aunque no tenga a quien decírselo, y que por su puesto me acuesto viendo tu foto, leyendo nuestras largas conversaciones, esperando tu mensaje de buenas noches, aunque sé que me jodería la vida leerlo, que no he borrado nada de mi mente de aquello bello que vivimos, pues he aprendido contigo que lo importante del amor es conservarlo,  aunque no sea lo mismo que tenerte a mi lado, pues te recuerdo con alegría porque cada paso que dimos juntos me ha traído hasta el día de hoy, al lugar donde estoy, y sé que en donde te has quedado o que te has separado, igual estarás alegre de verme avanzar, y sí, aunque algunas noches llore por tu nombre, o aunque el libro que me has prestado lo acabe una y otra vez imaginando tu impresión al leer las páginas que has subrayado, y me contenga las ganas de decirte todo lo que me ha provocado. 

Tal vez separarnos es lo mejor, pues aunque la luna y el sol son fundamentales y se complementan uno al otro, es mejor que se encarguen de su oficio por separado, aunque cada que existe un eclipse, y parezca que uno le roba al otro, estoy seguro de que por algo se han juntado un momento, tal vez se platiquen las anécdotas que han tenido del otro lado del mundo, tal vez se digan que están tristes por no verse en un largo tiempo, pero ese breve instante que parecen ser uno mismo se alegren de verse de nuevo, esperando con ansias el siguiente encuentro, y me gusta imaginarme que se despiden con un beso, un abrazo, y un «cuídate» sincero que llevarán en su alma como una promesa, como una verdadera aventura la de sobrevivir por separado.

Espero que así como ellos lo hacen, un día pueda encontrarte en la calle, me sonrías y me cuentes todo lo que te ha pasado, que si ese día llega y estás triste, el pequeño momento que compartamos camino pueda de nuevo alegrarte, pero hasta que ese día llegue, cuídate, y lee un buen libro, que sé que estarás llena de historias por dentro y quiero escucharlas todas con esa tonada tan tuya, aunque siempre desvíes el tema. 

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