Argentina temo darte porque sé que nunca voy a recibir.

Argentina cuarenta pesos y siete centavos 31 de Mayo.

Mi mente está demente.

¿Argentina cuándo sanaremos la grieta humana?

Andá a joderte vos misma con tu vejez arrogante.

Dejame sólo, estoy bien conmigo mismo.

No escribiré nada útil hasta que me sienta dueño de mi cerebro.

¿Argentina cuándo serás digna?

¿Cuándo mostrarás un destello mínimo de transparencia?

¿Cuándo te declararás muerta?

¿Cuándo serás dueña de tus millones de extranjeros?

¿Argentina por qué están tus plazas llenas de cizañas?

¿Argentina cuándo restaurarás tu amistad con los vecinos?

Estoy agotado de tus exigencias.

¿Cuándo podré ir al kiosco y comprar un kilo de dignidad?

Tus gritos me arruinan los oídos.

Me haces querer ser humano.

Debe haber otra manera de plantear este argumento.

Pizarnik está muerta y eso me parece injusto.

¿Estás siendo injusta o yo estoy siendo excesivamente demandante?

Intento ser concreto.

Me rehuso a pudrirme.

No prendí la tele por semanas, todos los días aparecen asesinatos.

Argentina solía ser un mentiroso cuando era chico no estoy arrepentido.

Me emborracho hasta los días de semana.

Me siento en mi cama durante horas e insulto a tus habitantes.

Cuando estoy sobrio, sueño despierto.

Mi mente está compuesta de ilusiones.

Me dirijo a vos.

¿Vas a dejar que tu vida la dirijan estos «periodistas»?

Los odio más que a vos.

Los escucho todos los días.

Me están hablando siempre sobre consciencia.

Ellos son conscientes. Los políticos son conscientes. Todos son conscientes menos yo.

Se me ocurre que yo soy Argentina.

Me estoy hablando a mí mismo otra vez.

Los enemigos me atacan.

Ni siquiera tengo sus mismas posibilidades.

Mejor consideraré mi espacio habitual.

Mi espacio habitual consiste de cientos de millones de letras impresas en páginas amarillentas de libros expirados y de incontables canciones sobre temas anteriormente tratados.

Y no digo nada sobre la inseguridad que, no solamente habita en mi interior, sino que es moneda corriente cada vez que se abre una puerta y alguien sale a la calle.

He evitado las farmacias nocturnas que venden cualquier cosa menos medicamentos.

Mi objetivo es ser como Alejandra a pesar de que soy hombre.

¿Argentina cómo puedo escribirte con semejante honestidad a pesar de tu hipocresía?

Continuaré como Cortázar mis palabras saltan por una rayuela y parecen ser el final de un juego.

Argentina te venderé mis estrofas a cuatrocientos pesos y te daré setenta para comprarte las tuyas.

Argentina libera a Adolfo Bioy Casares.

Argentina salva a los poetas.

Argentina Bodoc y Piñeiro no deben morir.

Argentina yo soy la cara de Bulacio.

Argentina cuando tenía pocos años pensé en escaparme y donarle mis ideas a quien sea que las necesite porque siento que en estas tierras somos demandantes porque nos falta absolutamente todo y nada lo tenemos.

Argentina realmente no quieres quebrar.

Argentina son esas malvadas deudas.

Las deudas nos quieren comer vivos. Su poder es malvado. Quieren sacarnos los libros de nuestras bibliotecas.

Quieren sacarnos nuestras provincias. Quieren la carne en sus heladeras.
Eso no está bien. Carajo. Hicieron del Inglés nuestra segunda lengua. Esto podría estar escrito en su idioma.

Argentina esto es completamente serio.

Argentina esta es la impresión que tengo por mirar los medios.

¿Argentina esto es correcto?

Mejor vuelvo a dormir.

Es cierto que no deseo sufrir del invierno ni encorvarme por estar sentado en una silla no sé cuántas horas.

Argentina pongo mis aires poetas a tu disposición.

Etiquetas: argentina poesía

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