Confía, confía querida amiga, porque es mejor vivir con incertidumbre, fe y algo de café, que con seguridad y lleno de sed. Ir con sed en esta vida que toca andar a pié, siempre será peor dolor que el de caer. Escribo de la sed que acecha el camino del peregrino, la sed de compartir los ciclos estelares con otros andantes. Una sed que amarga la boca en las mañanas, cuelga al dictador del miedo de las persianas, ocultando al sol y rapaz en cada intención. Confía querido amigo, confía como el navegante confía en polaris, como los griegos hicieron con en el nieto de Apolo en Troya, como la Luna confía en el despertar del Sol, como la lluvia confía en aquel que la ve desde el balcón para convertirla en canción, confía corazón, confía en la eterna utopía, confía en saltar, salta antes de que los pensamientos te pesen en las piernas, pero piensa antes de que tus piernas no te obedezcan. Dale una oportunidad a la duda, a la incertidumbre y a la locura. Al final, de corazón te digo, en la seguridad también hay locura, dolor y desventura, lo verás, lo sentirás en el vértigo de la soledad y no habrá nadie, hermano mío, estarás solo en tu breve suspiro, no habrá espacio para reír, no habrá días para llorar, solo una profunda oscuridad. No habrá pan, ni habrá vino pero te sentirás seguro en tu camino, tú decidirás a dónde apostar. Confía colibrí de agua, golondrina de papel, mariposa de miel, confía en que tus alas nunca serán menguadas, tus colores nunca serán borrados, tu canto nunca será callado, aunque legión de legiones te encuentren el paso, aunque chacales te muerdan las manos, encontrarás tu huerta, descansarás en el éxtasis de un ocaso en acuarela, vivirás, vivirán, viviremos y moriremos con el fuego encendido, sin miedo, brillando en la eternidad, confía, solo confía corazón de loto.

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