Veinticinco años cumplió Theon, su vida prospera y muy productiva, él y su novia Roberta consumaban un matrimonio feliz, largos siete años de noviazgo con mucho amor para ambos, y ahora:

– Acepto- decía Roberta mientras sus ojos dejaban escapar bellas lágrimas de felicidad.

-Acepto- confirmaba Theon quien no dejaba de mirar a los ojos de Roberta, quienes empapados apenas lo reconocían, pero él ansioso y nervioso por el beso, único aprobado por el sacerdote le observaba.

Popularmente después de la boda esta la luna de miel, esto es amor por doquier, cogidas de manos inseparables, como quien no quiere otra cosa más, besos apasionados, románticos y abrazos entrañables del amor más puro y deseado. Todo fue perfecto se puede decir, lo más perfecto fue que dos meses después de la luna de miel, Roberta le cuenta a Theon de su embarazo, él no sabe si reír o llorar de felicidad así que opta por ambas, abraza a Roberta y consiente su vientre, como dándole caricias a la criatura de sus entrañas, besa a Roberta y le susurra al oído el deseo más dulce y tenue,” juntos siempre nena”. Uno, dos, cuatro, cinco, ocho y nueve meses transcurren muy rápido cuando se está en la situación de los dos enamorados. Roberta se encuentra en el hospital y nuestro Theon corre como loco del lugar donde trabaja como entrenador en un gimnasio; Al llegar al hospital es dirigido hacía la habitación donde esta Roberta con una niña hermosa, Beka, justamente ese es el nombre que eligieron para ella, hermosa nena, Theon la carga y ve sus ojos, ojos azules cual cielo más grande, su rostro es bello, sus manitos agarran el dedo de papá y lo aprietan con que fuerza, Theon ha estado muy emotivo últimamente y besa a su Beka y a su Roberta con un amor inmenso, se siente dichoso, unico, se cree completo ahora mismo, Roberta lo mira con ojos cansados y al poco rato se duerme junto a Beka.

Un mes después del parto Roberta y Beka están muy bien, la bebé ha crecido un poco y esta preciosa, las consienten mucho, sus familiares asisten con regalos y muchas felicitaciones, la mayoría de los regalos son, claro, para Beka, pero Roberta no se queda sin los suyos. Las noches en vela, y el cambio de pañales valen la pena por ver esos ojos azules tranquilos e imperturbables, esa sonrisa color piel paga todo ese cansancio de Theon, puesto que él ha sido el encargado de prestar la guardia nocturna ya que Roberta ha estado un poco débil recientemente.

Pasa un año muy rápido, la bebé ya camina casi por todas partes de la casa y su madre está al acecho para prever accidentes de la chiquilla inquieta del hogar, Theon ha logrado reducir sus horas de trabajo ya que desea pasar más tiempo que sus reinas, así las nombro, y él es el rey claro, ya dice papá y eso entusiasma al padre, la primera vez que lo hizo lloro de alegría, pero mami se siente algo celosa de eso, es normal debe serlo. Ya con la edad donde quiere dulces a cambio de las verduras, detesta la coliflor, los guisantes, son ya un año y dos meses después de todo. En la casa Anderson desde el nacimiento de Beka es el hombre quien hace las compras de víveres, pero hoy Theon se halla ocupado organizando la apertura de su gimnasio, pues logro el crédito y lo inaugurara el siguiente día, Roberta se encuentra feliz así que ella ira por las compras dejando a Beka con la abuela Nancy, la nena disgustada se quedó, puesto que la mami nunca la ha abandonado desde su nacimiento, ella llora pero la abuela la calma con el muñeco de Batman que tanto le gusta.

Como a las 11:30 de la mañana Theon recibe una llamada, no sabe porque pero su mano le tiembla y se siente mareado, su corazón palpita muy rápido y se siente muy extraño:

– con quien hablo?- pregunta Theon después de haber tomado aire para poder hablar.

– hablo con el señor Theon Anderson?- pregunta la voz con un tono muy duro y seco.

-si- dice Theon.

-conoce a la señora Roberta Anderson?- vuelve a preguntar el sujeto de la voz seca.

-si- Theon hace una pausa- es mi esposa señor, paso algo?

-su esposa señor, sufrió un terrible accidente, le ruego tenga calma y diríjase al hospital San Bartolomeo ahora mismo- se cuelga la llamada luego de esto.

Theon dejó caer el celular, su amigo le pregunto qué pasaba pero él no contesto y mecánicamente salió del lugar tomo un taxi y fue al hospital que la voz le comunico, iba serio, no miraba a ningún lado, estaba perdido en sus pensamientos, no creía lo que había escuchado, hace apenas cuatro horas y esa hermosa mujer le servía un café con galletas y ahora se hallaba en el hospital. Theon corría por los pasillos de la clínica buscando a Roberta, hasta que un médico le indico donde era el cuarto, pero antes de que entrara le aclaro todo:

-su esposa, señor Anderson está demasiado herida, una barra de metal le atravesó el pecho y el estómago, de milagro aún sigue con vida- se detuvo para poner su mano en el hombro de Theon- ha perdido mucha sangre, creo que no sobrevivirá, pase y este con ella señor Anderson.

Theon tembloroso y llorando atraviesa la puerta del cuarto, observa directamente a Roberta y no puede evitar llorar todavía más, se tapa la boca y Roberta lo llama hacia ella con la voz más suave y dolorosa:

-Theon, cariño- se pausa y tose una bocanada de sangre, a lo cual Theon responde tocando su espalda con cariño.

-Nena, no hables, si lo haces te hará daño.

– Ya se mi condición cariño- esto lo dice muy suave, débil voz difícil de escuchar, Theon se acerca a su boca y escucha- cuidaras bien a nuestra nena cierto?

-Si- responde Theon implorándole con los ojos que no diga eso, él espera que ella se recupere y salga un mes después con Beka en sus brazos y el bromeando como siempre- lo haré.

– La bañaras cada día, mantendrás limpia sus ropa, le darás verduras y comida que la mantenga sana y fuerte, le enseñaras, si cariño- su voz es casi extinta, la luz de sus ojos ya casi ha desaparecido, respira hondo y empieza a hacer sonido de asfixia y sus ojos se cierran, todo el dolor acaba para Roberta.

-No!-grita Theon como loco- ¡no! no te vayas nena, no te vayas por favor- abraza su cuerpo sin importarle manchar sus ropa blanca de sangre- ¡no!- llora como un niño pequeño mientras abraza a Roberta, quisiera haber ido él a hacer las compras, en ese momento odia su gimnasio, odia estar vivo- ¡nena vuelve¡- besa el cadáver, pero no responde, todo acaba, al instante entran enfermeras y médicos, se necesitan cuatro hombres para calmarlo y poder tranquilizarlo con un medicamento que le inyectan, ahora duerme.

Han pasado tres días con sus noches, hoy es el sepelio de Roberta, Theon viste ropas blancas pues su esposa no le gustaba el color negro, termina la misa y van al entierro, cuando llegan el trabajador tiene el agujero preparado, después de una lluvia de rosas rojas, las preferidas de Roberta, el ataúd empieza a descender suave y lento, Theon lo observa sin perderle de vista, en un momento lo hace detener y se acerca a la ventilla que hizo agregarle al féretro, mira a Roberta y una lagrima se exprime de sus ojos rojos por tanto llorar, luego se separa y continúan con la ceremonia, todo esto mientras Beka duerme en casa de la abuela Nancy.

ALEJANDRO CAICEDO.

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