Estoy a punto de cometer un crimen… si, estoy a punto de robarle la razón a un ancestro de las letras, del poema. ¡Voy a blasfemar! al punto de odiarme y adjudicarme certidumbre de un concepto, voy… voy a cometer un crimen, a violentar -un poco mas- la letra.

Me remonto en mis recuerdos, cuando leí decir que «amar es combatir». -Ahora que despierto acompañado- me doy cuenta que después del terremoto de besos, de llantos, de abrazos y de rabietas, entiendo que combatir es solo una pequeña parte de todo que es el amor. Amar, amar es entregar, es regalarse en cada batalla. Entender nimiedades y aceptar verdades que -lejos de ser una carga- son una ventaja; un acuerdo de dos personas que deciden a cada paso complementar un universo de razones que caben en un solo mundo, en un solo país, en un solo vecindario, una puerta y una casa, una cama y dos almohadas. No, señor Paz, amar no es solo combatir, -que para eso del combate ya tuvimos a los Bush-; combatir es solo una pequeña fracción de todo el amor, Amar es regalarse, entregar, amar es entender y sobrellevar. Es despertarse siendo de alguien sin tener dueño, amar es entender nada y aceptarlo todo. Amar… amar es dar.

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