Tengo una madre

Tengo la convicción de que soy la persona más increíble y especial del mundo. TENGO UNA MADRE.

Tengo la certeza de que mi vida es un desperdicio, que debería empezar tres tipos de terapias al mismo tiempo y que si sigo así (así como siempre) me voy a quedar sola como un yuyo en el desierto. TENGO UNA MADRE.

TENGO UNA MADRE, para recordarme lo que soy y lo que no soy. Lo que logré y lo que no logré. TENGO UNA MADRE y a veces creo que hubiese sido mejor nacer de una sandía, de una jirafa, de un neumático abandonado o simplemente ser un accidente de la naturaleza. Un rayo que cayó sobre una roca que flotaba en un charco y de repente ahí estaba yo, llegando al mundo.

Tener una madre es alivio y dolor, relajo absoluto y miedo aterrador, protección y desamparo, alivio y asfixia. Y si queda alguna emoción por experimentar, seguro está por llegar.

Ya he hablado de ella en otros relatos tragicómicos. Ya he explicado lo que significa para mí que sea psicóloga y judía. Ya he desarrollado en profundidad por qué para mi mamá el silencio es señal de peligro, y su incapacidad de quedarse callada (leer: http://www.xn--depuoytecla-4db.com/palabras-mas-palabras-menos/). Ya he agregado que a todo esto se suma que soy hija única (leer: http://www.xn--depuoytecla-4db.com/soy-hija-unica/) Ya he lamentado con palabras mis grandes temores a tener que cuidar de ella, o a no tener que hacerlo. Ya he dejado en claro que vivo con esta bomba de tiempo maternal…como puedo.

Ayer, después de un nuevo episodio de: «¿Por qué no estás en pareja y con hijos?», volví a mi casa con otra discusión atrapada en la garganta, otra lucha perdida, otra catarata de suspiros imparables. Sólo que esta vez, antes de aceptar sus palabras como ciertas, antes de auto-condenarme, antes de soplar el castillito de cariño propio acumulado con buen esfuerzo, antes de todo eso, me decidí a escribir. Porque si es cierto que los pensamientos no siempre traen luz, las palabras que bajan a papel, sí. Y acá hago un intento de iluminar un rumbo algo sombrío.

TENGO ESTA MADRE, preocupada hasta el insomnio porque el tiempo se me pasa (parece que sólo a mí) y, según sus ojos, sigo sin dar pruebas de que mi vida esté tomando un rumbo parecido a la de «todas» las mujeres de treinta y largos. Puedo concluir que ninguna de estas fórmulas está funcionando en mí: 1+1= 2, ni 2+1= 3. No, sin pareja ni hijos. Porque por acá seguimos en: 1+0 = 1, y ella sufre. Pero yo también sufro. Sus palabras me llegan, claro. Tocan algo propio sin resolver, y que ella lo señale con un dedo tan carente de tacto y tan cercano a la vez, se vuelve más doloroso. ¿Le debo algo?Me hace pensarlo, evaluarlo, preguntarme si realmente hay algo está mal, o demasiado mal en mí. No encuentro respuestas, y pienso que en esa ecuación sigo siendo un sólo número, y con eso cargo, como supongo muchos cargamos en algunos momentos.

Si 10 años atrás le decía a mí mamá que me iba de viaje a las Estepas Siberianas, se deshacía en preocupación. Hoy me alienta a unas lindas vacaciones ahí. No importan los 60 grados bajo cero: ella me da todo de lana para el viaje. Me lleva con alegría al aeropuerto para asegurarse que suba al avión, y al despedirse en la puerta de embarque me desea que sea feliz en esta odisea. Claro está yo aún no caigo que me voy al culo del mundo a ver si finalmente encuentro el amor en un iglú, y que lo hago para darle el gusto. No dudo que si en medio de una tormenta de nieve (buscando el iglú), descubro a un hombre encerrado en un cubo de hielo y lo traigo de vuelta, mi mamá lo recibiría con una gran cena de bienvenida. No importa si se trata de un Homosapiens del 300 AC, si está azul y tampoco importa si está muerto. Eso sería definitivamente lo de menos.

Escribo esto y empiezo a experimentar cierta ternura, empieza a deshacerse el nudo de dolor, un poco. Puedo incluso intuir su frustración. Confirmo que escribir ayuda a liberar algo. No resuelve problemas, definitivamente no cambia vínculos familiares, ni me va a traer una lista de posibles candidatos a yerno para ella, pero algo mágico tiene. Es una buena fórmula en este momento: 1- angustia = 1

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