EL EFÍMERO ENCUENTRO DE DOS NIÑOS Y DOS CUERPOS

EL EFÍMERO ENCUENTRO DE DOS NIÑOS Y DOS CUERPOS

Había una vez una rama, ésta colgaba de un alambre y éste al mismo tiempo de una cuerda negra, formando un collar. Su dueño era un encantador niño de 6 años con un cuerpo de 22, la rama para sus ojos de adentro era un arcoiris de emociones, testigo de su metamorfosis. Tan importante era para él éste collar que un día decidió dejarlo en el cuello de otra niña, ella tenía 4 años y un cuerpo de 23. La niña apareció en su vida un día en el que el azúl heráldico de su cabello se apagaba, esto sucedía cada vez que él dejaba de creer en algo, justo ese día dejaba de creer en la inocencia.

Esa tarde era tan temprano que aún no se ponía el sol, él iba caminando desprovisto de la belleza y la importancia de ese día, se encontraba buscando a ese cuerpo de 23 años que lo esperaba sentado, impaciente, realmente él no tenía expectativas, sólo quería conversar. Ella al mismo tiempo veía todos esos cuerpos desplazarse en la plaza, pero el cuerpo que esperaba no había llegado, se preguntaba si iba a llegar. Aunque en repetidas ocasiones se habían escrito, no sabían de la exitencia del otro puesto que las que escribían eran sus manos. Aquella tarde habían quedado de encontrarse para hablar, para llenar el tiempo con movimientos y frases impulsados por la inercia.

Toda la plaza desapareció junto con sus cuerpos en el preciso instante en que sus ojos de adentro se encontraron, inmediatamente se encendió el azúl heráldico en él y ella sonrió. Caminaron dos vidas esa tarde, notaron su verde y vivo alrededor que les decía “despierten que todo esto es real”, la luna salió y los mando a dormir, ellos obedientes se despidieron en un abrazo de niños sin cuerpo.

Pasaron varios días, 530 exactamente antes de que se pudieran encontrar sus cuerpos, sólo pasaron 8 para que se encontraran ellos por medio de las letras plazmadas en papel, mientras él encontraba poco a poco su color, el que iba a implantar en su pensamiento, ella se perdía en su cuerpo, ella tenía mucho más apego a este y el sujetador en el piso se lo recordaba.

Un día, exatamente el 280 ella suspiró, sus manos volvieron a ser manos y cada vez recobraba más partes del cuerpo pesado con el que apagaba su verdadera edad, entonces decidió con lo que le quedaba de si misma, pedir al niño que se encontraran de nuevo para hablar. Él respondió el día 522 pensando que entre más tiempo pasaba más color tendría su amiga, ignorando la “realidad”.

Cuando ella llegó a la banca él se levanto y en un abrazo hizo que despertara y lo demás se durmiera, pasaron toda la tarde caminando entre barroco y contemporaneidad, poco a poco ella le explicó por medio de gestos, ojos y movimientos impulsados por el alma que no se iban a volver a ver, que solo existía una posibilidad y esa era tan pequeña que no quería prometerla, en el fondo ella sabía que volvería a ser un cuerpo y todo estaría perdido. Él colocó su collar en el lugar en donde su más profundo y bello impulso consideraba, se despidieron y ella… FIN

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