Hay que tapar un par de hoyos en la reja, descubrir por donde se escapan los perros y
amarrar pedazos de lata con pita. Hay que fingir que nos importan encerrados y dejarles sin
querer una salida. Hay que para sobrevivir, hay que almorzar ojalá antes que amanezca y
practicar esos acuerdos pertinentes en sentido horizontal y si preguntas hay que afianzar la
comunicación directa con tus miedos más profundos, sumergirse en los minutos
prolongados con un reloj que soporte cien atmósferas de duda. Si escuchas más despacio y
el silencio que hay atrás arde sin furia, mezcla rosas con espinas ponle hielo bébelas huele a
te de paltas verdes hace tiempo, sabe a piel recién tatuada por favor. Que libro ni quiocho
cuarto me voy a regar las piedras dicen que el dinero no paga el fracaso de la experiencia.

El trabajo tampoco funciona si se me rompe un motivo imagínese a la hora que llego si el
paradero es plutón y perdóneme la modestia pero a mi no me quita el sueño que pavimenten
mi sueldo para llevarme más lejos. Amaneceres estridentes de lluvia y música sublime es
todo lo que pido bendita resignación. Mirar por la venta y que el esqueleto naranjo pasee
con su paraguas abajo en la calle hueso una gota caiga del cielo y los truenos del corazón
relámpago pierdan su prisa. Ahora vuelve el invierno y borra lo que sobraba nos deja al
menos las hojas que el viento no quiso soplar y así quedo la escalera cesante de mi tropiezo
y así brillo la cascada antes de asistir al mar. Si escuchas mas despacio y el silencio que hay
detrás desaparece muéstrame tu cuello y clava un beso sin sangre quítame las manos
después de tocar tus pies pero despídete despacio “Adiós luna azul nubes del siglo pasado
lloran tu partida en el jardín del agua”.

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