​¿Y LOS LIDERES SOCIALES QUE?

​¿Y LOS LIDERES SOCIALES QUE?

Camilo Polo

07/11/2017

¿Y LOS LIDERES SOCIALES QUE?

Por: Camilo Polo Herazo

Colombia es un país singular en el sentido que ha atravesado varias guerras civiles que para un estudiante de bachillerato es difícil de aprendérselas todas, este mismo país que ya hace más de un año firmó un proceso d paz con la guerrilla más antigua de América Latina, donde se llegó a consensos para ponerle fin a un conflicto de 53 años, un gobierno que se la jugó por la paz para que en un futuro, ningún colombiano decida empuñar un arma por razones políticas; precisamente este proceso de paz ha tenido muchos reparos y atrasos por parte de personas que han tenido que ver con la propagación de este conflicto y mezquindades políticas para pasar la página del posconflicto.

Luego de que el congreso ratificara en noviembre el acurdo de paz se pensó que las cosas en la Colombia Rural iban a cambiar o en su mejor caso a mejorar las condiciones de vida de estos ciudadanos olvidados, en contraposición a esto, arreciaron los asesinatos de líderes sociales que según las últimas cifras ya van más de 540 durante este gobierno, de los cuales 127 durante este año. Los grandes medios anteriormente minimizaban estos hechos, pero luego de que las innumerables manifestaciones sociales se hicieran sentir fue que pudo llegar el mensaje a todos los colombianos de que se está efectuando una masacre contra quienes creyeron en el acuerdo de paz y que quedaron sin la protección estatal.

Continuando con lo anterior, el informe de Amnistía Internacional hace un llamado a este fenómeno que es un obstáculo para ver los beneficios de un proceso de paz, al respecto dice: La ratificación del proceso de paz marco oficialmente el fin del conflicto armado entre dos partes, no obstante hubo un aumento de homicidios de defensores y defensoras de los Derechos Humanos, líderes comunitarios, activistas ambientales y favor de los derechos de la tierra”. El llamado de Amnistía Internacional es para que el gobierno se apersone de estos hechos y no se repita ese periodo en donde silenciaron a más de 3.000 miembros de la UP, no permitamos que a Colombia se lo tomen los violentos para que no se dé otra vez un “nuevo baile rojo”.

El presidente Juan Manuel Santos está de gira y dejo a un país en paro haciéndose sentir en toma de vías, cacerolazos, Mingas, Marchas y explicándoles a los transportadores y transeúntes por qué se llegó a este punto. Ellos están en 5 puntos estratégicos, el primero se encuentra en la región del Catatumbo, otro en la Y de Astilleros en la vía Cúcuta-Ocaña, otro punto es en Buenaventura donde hay 2.000 indígenas, y los otros puntos de concentración están en Caldono, cauca, específicamente en El Descanso y Monterillo donde se espera que lleguen más de 20.000 entre organizaciones afrodescendientes y campesinas. El paro se fundamenta en el incumplimiento por parte del gobierno en temas de tierras, educación, salud y principalmente a los beneficios que iba a traer el proceso de paz en estas comunidades.

En este sentido los líderes sociales son los que han sufrido toda esta problemática social, ellos quienes confiaron en el proceso de paz han sido las victimas de grupos ilegales, al respecto, Alberto Guasiruma, consejero mayor de la organización indígena del Valle del Cauca (Orivac) afirma que hay amenazas a 17 líderes indígenas en el valle por grupos al margen de la ley. Esto es un hecho que da una mala imagen al país que ha sido protagonista por las metas propuestas del proceso de paz, hasta nobel de paz tenemos a quien antes había combatido esta misma guerrilla a punta de bombardeos, Colombia debe ser protagonista por aspectos positivos y no por hechos que nos dejan mal parados en cuanto derechos humanos.

Los colombianos recuren a vías de hecho porque el estado no les da solución a las problemáticas que le aquejan, pero no es de sorprender que el gobierno incumpla negociaciones, FECODE es un ejemplo de ello, si el gobierno cumple lo pactado no se arriesgaría un proceso donde ex combatientes dejen las zonas veredales y reincidan, hecho que fue celebración por parte de un sector político, pero para tristeza de ellos, este excombatiente regreso porque confía en que el gobierno cumpla con los proyectos productivos.

Un país que reconozca el valor de la vida tiene altas posibilidades de que sus ciudadanos tengan un nivel de vida digno y puedan convivir en paz, Colombia no debe ser ajena a ese proyecto que a largo plazo las nuevas generaciones nos la agradecerán, debemos ser conscientes y construir a partir de que una muerte menos es ganancia o como nos lo enseño Antanas Mockus “La vida es sagrada” y rechazar otra muerte más por intolerancia para que la cifra de 8 millones de víctimas no siga subiendo, para ello desde las Instituciones Educativas se debe llegar a las regiones donde más ha sufrido el conflicto y formar en el respeto de ideas y construcción de una sociedad más equitativa.

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