Octubre también se despidió

Octubre también se despidió

Octubre También Se Despidió

En la soledad de tantos días que se convirtieron en constantes suplicios rutinarios con las agujetas del reloj que se desataban al contacto de los recuerdos, en medio de los libros de García Márquez que se quedaron pendientes de leer, de las canciones que se ahogaron en silencio esperando la oportunidad de inundar la habitación con su terror nostálgico, en medio de aquel cumulo de resabios que existían en lo que podía llamar mi vida una mañana cualquiera apareciste con tu imagen pura y fiel haciendo honor a tu persona. Esa mañana de octubre fue el inicio de un cataclismo que aún perdura dentro de mí, las conversaciones que se han fraguado durante estos meses se encargaron de adormitar los vestigios de una fiel soledad que se adentraba en cada rincón de las calles, las risas incontenibles que se desprenden con cada gesto mal disparado caminando por la calle, las propuestas que se pierden con la inocencia con la cual se ingeniaron ahora son un recuento de las gestas a tu lado. Lo peor de todo esto es que pienso que no me acostumbraría a ya no vivirlo, a dejar en silencio cada unas de las palabras que se entremezclaron con el viento sin saber más que decir, lo peor de todo esto es carecer después del valor de estar sin ti, sé muy bien que no esperabas leer cada una de estas palabras que buscan desahogarse en unas líneas -espero que sean las suficientes- que se ingenia el inconsciente que se ha empeñado en construir una inimaginable cantidad de palabras conjugadas con tu nombre, lo peor de todo esto es dejar después en blanco las paginas que ya han sido escritas.

En este preciso instante no sé si me encuentro totalmente cuerdo para escribir aunque si lo estuviera no tuviera la claridad exacta para poder desenfrascar de mi interior lo que anida, me han dicho que soy un egocéntrico, sin embargo, a ciencia cierta no he podido descubrir lo que eso significa por lo que no ha sido un insulto que logre hacer detrimento en mí. Te quiero, esa es una de las verdades que puedo compartir para ti, cuando uno quiere a una persona debe sufrir, un amor que no duela realmente no vale la pena que exista, no estoy acostumbrado a los amores mediocres, que se esconden en medio de las sabanas para poder olvidarse de sí mismos después de haber aniquilado una botella del mejor licor que estaba en exhibición la noche en que se conocieron. Mi forma de querer es incoherente pero nadie da en esta vida lecciones para querer, esta forma de querer es la única que conozco.

La noche anida en sus entrañas una extraña sensación de paz y el precio para cubrir esa experiencia es dejar entrar la soledad para que pueda dejar en silencio los murmullos que están agrietando cada espacio de la memoria que se empeña en no olvidar.

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