Nada nos pertenece

Ya quisiera yo poder tocar el cielo hasta sentirlo parte de mi

decir, soy paz y desapego, soy observación y entendimiento,

en lo humano está la inconsciencia de sentirse pertenecido

cuando nada pertenece, cuando todo perece excepto los pensamientos

y lo que llamamos sentir se propaga confundido y se apaga rapidamente

Ya quisiera no extrañar ciertas sensaciones, ciertos recuerdos

ser mi presente continuo, sin pensar en pasados que me jalan atrás

porque lo pasado, aunque existe ya no es, ya no me condiciona

y el vuelo debo de darlo desde la mayor altura posible, aligerando mi peso

y así todo lo que llevo dentro vuele conmigo, delirante y fatigado

Ya llegará mi saciedad mental, mi sinfonía imperfecta de plenitud

esa donde no existan túes que me agobien ni imágenes que me dobleguen

lucho y lucho por combatir a esos fuegos que arremeten con mi serenidad

y no me tiro al pozo, no caigo en el drama meloso de nunca ser estable

estable entre lo que se dice y lo que se piensa, equilibrio que con fuerza remito

Ya nada nos pertenece, ni nunca lo ha sido

devengo en esa resolución hasta que caigo en el sueño

donde vuelven a mí esas tormentosas memorias mezcladas con ficción

y sé que al despertar volveré a ser yo, sosegada y sin emoción aparente

caminando por las mismas veredas, oyendo la misma canción que me aliena