Ella leía a Borges, Cortázar y Shakespeare desde el balcón. Mientras observaba la vida de las personas, apagadas, grises, sin tiempo. Centrados en su pasado y futuro. Pensaba que todos estaban dejando pasar el presente que tanto anhelaron alguna vez. Tomaba su libro favorito y lo leía como si ella fuera participe de la historia. Vivía como un presente hojas que habían sido redactadas en el pasado y eso la llevaba a imaginarse como continuarían esas frases, párrafos o fragmentos. Su mente, una vez más, se centraba en el futuro.

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