¿Coincidencia o una pizca de magia?

¿Coincidencia o una pizca de magia?

Verónica Patiño

09/07/2020

¿Alguna vez se han enamorado verdadera y profundamente? Yo antes no lo había considerado, no realmente. Pero he aquí una pequeña anécdota. Les ayudará a responder si la magia vive entre nosotros los mortales o simplemente es un invento vicioso e infantil. O, quizá, las coincidencias no sean propiamente eso.

Creo haberme enamorado por primera y única vez a los 16 años, realmente enamorado. La primera y única vez hasta ahora.

Y saben, fue mágico. Igual que lo pintan en los libros; tan iverosimil como en las películas. Tal vez lo sea para todos si es con la persona correcta.

Era octubre de 2015 y la primera vez que nos vimos. Yo volvía de la escuela con una amiga e íbamos camino a casa por un sendero. Justo antes de llegar a mi barrio en una esquina donde la carretera se curvaba se situaba una hermosa casa de dos pisos. siempre me había parecido hermosa. Allí vivía él, no lo supe hasta ese momento.

Charlando y riendo como usualmente hacíamos mi amiga y yo me detuve en seco al ver a un chico realmente apuesto parado frente a la esplendida casa. El sonreía, me miró a los ojos y sonrió. Yo ni siquiera lo conocía, nunca lo había visto  pero él parecía conocerme de algún modo. En ese momento pensé que era el muchacho más atractivo que había visto nunca.

Habían pasado 4 meses y no lo había vuelto a ver desde aquel día extraño. Hasta que apareció ahí, en mi escuela. No le di  importancia al principio. ¿Coincidencia? no lo sabía, simplemente lo ignoré. Tampoco es como si hubieran demasiadas escuelas a las que ir en mi ciudad, era algo normal, eso creí.

No le presté atención, pero algo nos atrajo de vuelta a los dos.

Hubo una vez en la que había mucha gente alrededor, yo estaba parada frente a mi salón. Era hora libre, de modo que cada quien estaba en lo suyo. El estaba afuera, me vio y me miró directo a los ojos, sólo a mi durante un largo tiempo, el cual pensé que se hizo eterno. Ambos nos miramos a los ojos como si sólo estuviésemos allí los dos.

Lo veía todos los días, cada que podía. En ese tiempo de observación inocente y lejana pude descubrir que era amble, gracioso e inteligente. Realmente era atractivo. « El lo tiene todo » pensé. Todo aquello que había estado buscando en alguien pareció materializarse frente amis ojos en una sola persona.

« ¿Había algo en lo que él no fuese bueno? » me pregunté.

Además de todo era carismático. Su simple presencia hacia girar las cabezas de todos, su perfume era cautivante y su andar siempre tan elegante. Créanme, no era simplemente una niña fantaseando, él en cierto modo era todo aquello.

Era tímido a pesar de ser tan seguro de sí. A veces me encontraba sentada en un banco en el pasillo que daba a mi salón, soló por el afán de verlo pasar. Solía desfilar y traer consigo un aroma de ensueño. Me miraba y sonreía tímidamente o, en otras ocasiones saludarme.

Existía algo fascinante acerca suyo, una chispa que lo hacía diferente a todos los oros chicos que me habían gustado , a todos los que existían. Era casi familiar, como si un velo cayera de mis ojos y lo reconociera , un sueño hecho realidad.

Pero el momento que aún atesoro en mi memoria pese a los años que transcurrieron desde aquel día. No importa cuantas veces nos hayamos visto y sonreído, hasta conversado, fue ese el momento más inolvidable fue lo siguiente: estaba sentada en el mismo banco desgastado de siempre frente a mi salón. Pasaban unos chicos por ahí, y uno en particular. El de los ojos ambarinos y sonrisa infantil de dientes separados. Estuvo a punto de entrar a su salón, pero algo lo detuvo, dio media vuelta sobre sus pies y se sentó justo a mi lado. En verdad que no recuerdo que me dijo, pero lo que sí que recuerdo fue el modo en que me miró justo en los ojos, y yo a él. Tal cual en una película cliché el mundo se desvaneció, y todos los que estaban allí . De nuevo soplo estábamos los dos. Estabamos tan cerca perdidos en la infinidad de nuestras miradas, creí por un momento que iba a besarme. No lo hizo.

No me importó. Lo quería y lo reconocía, fue cuando lo supe. ¿De donde? No lo sé, pero fue una sensación de volver  a casa. De familiaridad y demasiado que ha sido vivido solo en  unos ojos, en la simpleza de una mirada.

Hasta hoy día, cada que me lo cruzo o veo en fotos me devuelve aquel sentimiento y sé que igual a él.

¿Pero cómo? dirán  ustedes. ¿De qué se conocen?, ¿Por qué?, ¿Cuando?

Porque quizá y si nos conocimos, quizá y en otra vida y ahora nos tocaba reencontrarnos. Incluso con el paso de los años nunca he podido desvanecerlo de mi mente. Sigo pensando y sintiendo que no  hay ni habrá alguien que pueda superar todo lo maravilloso que es. Lo he intentado, pero se siente distinto en su presencia, igual que legar a tu hogar después de andar vagando por mucho tiempo, a algo que conoces y te es familiar,a algo que se siente estable y de ensueño.

¿Y ustedes? Creen en las coincidencias, o en la  magia de los pequeños destellos de magia; casualidad, deja va, sincronicidad. En aquella magia del universo que nos quita algo y nos la devuelve a su debido tiempo.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS