Me gusta la palabra parir,(definición) caminar sin música por el Retiro, los olores que me traen recuerdos, que la nieve se quede en mis rizos, los abrazos que no te dejan escapar, las manos de los que quiero y el olor de los bebés. Me gusta que las canciones me lleven a otro momento y me hagan sonreír involuntariamente, tirarme en la hierba de mi pantano, el cocido madrileño, releer la Vieja Sirena o escribir con boli negro. Los zapatos y los bolsos hasta extremos enfermizos, plantarme delante de Las Meninas porque el mundo desaparece,

reír a carcajadas aunque me duela la tripa, besar con los ojos cerrados, el chocolate en cualquier forma, el olor de la gasolina y bailar por la calle como si nadie me viera. Me gustan las pelis de sofá y palomitas, admirar a quien amo e ilusionarme como una cría con nimiedades, redescubrir a Paul Auster. Me gusta que los niños me descoloquen con sus ocurrencias. Oler el mar mientras lo observo enfadado o me revuelcan sus olas. Ver la luna llena a través del cristal de mi coche mientras conduzco. Encontrar cosas de hace tiempo y sentir lo que me producían entonces. Que haya ciudades que ame por quien las habita y las gerberas. El olor del césped recién cortado, viajar en coche con Sara y quedarme dormida veinte minutos. Me gusta la pasta en cualquier versión y descubrir que soy capaz de hacer cosas que ni imaginaba, reconocer sonidos y el vino hasta la borrachera. Me gusta pensar que puedo abrigarme con una manta hecha con el amor de los míos si lo necesito. El olor de los muñecos porque me recuerda la mañana de Navidad cuando era pequeña, quedarme dormida en el sofá y caminar descalza. Me encanta hacer regalos solo por ver la cara del que los recibe.

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