Aluciná que estamos perdidos
en alguna costa,
y mientras el agua se subleva
sobre nuestras caderas,
nos sumergimos hedonistas
en lo desconocido,
por repudio al gusto redundante
de lo ya explorado.
Nos distanciaremos,
pero nuestro pulso late la misma marea.
Nos desencontraremos,
para después revelarnos
secretos privados de mundo,
para delegarnos un destello,
para construir aquello íntimo y utópico.
Nos arrastrara el influjo salado,
entre regresiones y presentimientos.
La arena era la sabana esperada.
El sol nos sonríe en su tercera vuelta, eclipsado.
Se sonroja, contemplando al fruto;
Si asi fuera eterno encarnado,
Si fueramos dubitativas preguntas,
Si la niebla ponzoña
no diera certezas de alguna;
Quiero tu curiosidad como guía,
Quiero tu hambruna de carne y estrella,
Quiero tu visceral compañía,
Te quiero mía oleada salvaje,
Me vuelvo tuya en este montaje…


JULIETA IALLORENZI
PATENTADO EN SADAIC
Derechos de autor reservados

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