Amar/enamorarse

De todo lo que he leído a lo largo del tiempo y las modestas experiencias que me ha dado la vida, puedo decir que he sabido diferenciar el amor del enamoramiento. Al menos ahora lo puedo decir con más propiedad.

Enamorarse, eso que se siente en el estómago, esos nervios, esa necesidad de estar con la otra persona, esa obsesión por conectar física y emocionalmente de quien estás enamorado es sólo una etapa. Es lo que incurre cuando recién conocemos a alguien. Algunos llaman a esto amor, están en su derecho, pero para mi el amor va más allá de eso.

Porque enamorarnos cada ciertos meses de una persona distinta para luego olvidarla con la siguiente en la lista no trasciende en el tiempo ya que no se da el espacio necesario para ahondar en ese amor. No se da el tiempo real para cultivar el amor que una vez viste en aquella persona. Esto, para entender el amor propiamente tal y no como una idealización en el otro, como una necesidad de estar con alguien que llene nuestras carencias afectivas. El no poder estar solo nunca, el no poder conocerse a sí mismo con la propia compañía, es lo que hace buscar siempre de quien enamorarse. No poder vivir sin tener una pareja amorosa. Eso de la media naranja es una teoría muy lejana a la realidad. No existe.

Siento que en ese aspecto al menos he sido afortunada, al poder estar sola por tiempos largos y saber bien lo que quiero y lo que no. No me acerco siquiera a conocer realmente lo que es el amor, para eso son los años de experiencia, pero nunca he sido hipócrita en mis creencias. Siempre he creído y sigo creyendo en el amor. A esto me refiero con el amar, que no es lo mismo que enamorarse. Ha pocos les he dado mi confianza y mi entrega total, me cuesta mucho hacerlo. A él se la di al cien por ciento. Y fuera el tiempo que fuera, que no fue tan extenso, me sirvió para entender de qué trata el amor.

Me he enamorado otras veces pero ahora lo sentí distinto. Sentí que pude ver los verdaderos defectos en esa persona, más que sus virtudes. No la idealicé. Me di cuenta que por más dolor que me haya causado sus acciones no tuve nunca y no tengo hasta el día de hoy rencor alguno, ni ira, ni odio. Nada endemoniado se metió en mi cabeza. Sentí rabia más conmigo misma por no darme cuenta de cosas y por hacer otras. Me di cuenta que no necesito estar a su lado como pareja para seguir queriéndolo, que no deseo su afecto amoroso porque no debe ser así.

Porque lo que uno ama lo hace desde la distancia que exista y por muy grande que sea, sigue ahí. Porque amar no significa que la persona siga a tu lado siempre, hay que dejar ir. Y se ama desde los pensamientos, no sólo desde el corazón. El corazón te engaña y te vuelve irracional. A la persona que amas le deseas felicidad haya pasado lo que haya pasado entre tú y ella. Si amas puedes esperar pacientemente a que pase el tiempo necesario para poder entablar una relación amistosa, amable. Esa persona se vuelve un ser querido, no un objeto de deseo.

Me preguntaba porqué no podía eliminar a esa persona de mi vida si ya no me quería y si además cuando la veía no sentía mi corazón palpitar más rápido, no me ponía nerviosa ni sudaba más. He comprendido que ahí está la diferencia. Esa visión del amor no me convence porque pasa mucho que una vez pasada esa etapa de nerviosismo y ganas de estar siempre con esa persona, se te olvida. Olvidas lo importante que pudo ser, lo que te entregó y lo que le entregaste. Todas las cosas buenas que hizo por ti algún día y tu correspondencia con ella. Y ahí te das cuenta que fue sólo obsesionarse con amar algo. Con necesitar amar algo sin sentirlo realmente. Nuestro amor debiese ser más selectivo siempre. Yo amo desde el cariño infinito que le he podido entregar a ese ser sin esperar que hayan corazones y besos lanzados.

Nunca hay que esperar nada del otro, esas son nuestras propias expectativas que una vez incumplidas, nos desilusionan. El amar entiende que el camino te lleva por diferentes rutas y que da cabida para el dolor. Enamorarme puedo una y mil veces. Amar, unas pocas.

Si, descubrí que amo pero no estoy enamorada. Es que enamorarse es fácil. Lo estuve, pero ya no. Que pasará el tiempo y seguirá ese ser en mi memoria con nostalgia, no con agonía. Que dentro de todas las personas que amo, él ocupa un gran espacio dentro. Sin necesitar ser más que eso. Que aquí no hay cursilerías ni promesas de amor eterno, ni ruegos de amor imposible. Es un cariño que sólo lo explica mi intuición, algo que nadie me había dado antes. Vivir en paz con eso me tiene tranquila, con ojos serenos.

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