De otra especie.

Mujer de imposibles, sueños indomables, mente insaciable con una gran dosis de locura desconocida. Ella era como una nueva obra de arte, un estilo aun no inventado, diferencia de todo lo diferente. Ella era el claro ejemplo de que un fisíco no es suficiente aunque estar cerca de su alma te hacía pensar que no había nada más bello en este mundo. Mirada que te persigue incluso con los ojos cerrados, a través de los sueños e incluso en los despertares. Su risa llena de pureza, de vida, se volvía la banda sonora de cada día. Una canción que no aburre, que uno no se acostumbra, que uno se vuelve adicto y no puede dejar de escuchar. Llena de palabras nuevas, de verdades sinceras, tan fuerte y a la vez tan frágil que es imposible no quererla abrazar. Camina por la vida acompañada de espinas pero solo las rosas tú de ella verás. Hecha de mil pedazos, de cicatrices perfectamente imperfectas, que te hacen perder el norte y solo ella te pueda encontrar. Loca, tan loca que nunca dejaba de reírse de sus tragedias, bailaba con ellas, las desnudaba y se desnudaba a ella misma. Sin miedo a mostrar sus temores, a mostrarse humana y reconocer que ella también tiene miedo y con miedo no abandona. Lo esconde bajo la almohada y le mira cara a cara por las noches diciéndole: -Mañana saldrá el sol y tú te quedarás en la cama y yo volveré a salir en busca de la vida, en busca del amor, de la felicidad.

Y la verás caminando como si nada, como si de esta vida hubiera salido intacta, como si nunca hubiera sentido miedo. Creo que ella es de otro mundo, de otra galaxia, de otra especie. Creo que todos deberíamos ser como ella.