Capítulo 1: Mirar

Todo comienza con los ojos. Dicen que se les otorga el reflejo de la pureza que se encuentra en tu interior al ser las ventanas del alma.

Una simple mirada basta para entrar en un mundo infinito de finales alternos.

El primer contacto sucede a través de los ojos. No solo significa mirar el exterior, sino también el interior. Analizar desde los tonos de voz hasta las pausas en la plática, si estas resultan cómodas o lo contrario, los modos, el lenguaje corporal, si ambos hablan con fluidez y si es posible, percibir una conexión entre tus pensamientos y los del otro. Existen personas que también pueden distinguir colores en la conversación donde se logra ver si son compatibles mediante la calidez o frialdad de los mismos. Cuando los dos están juntos, cómodos, siendo ellos mismos, se crea un ambiente de un sutil verde claro…como si fuese una señal de paz.

Se observa y examina para decidir dar el próximo paso.

Estuve un tiempo observando a la distancia. Solo eso. Observando sin ilusiones de por medio; ya que lo peor que se puede hacer es ilusionarse si todavía no se sabe cómo es la otra persona. No debemos caer en el vano ideal del atractivo físico, eso es lo más trágico que suele pasar. Sé que suena demasiado dramático…pero pongámonos a pensar: la vida es un constante efecto mariposa, cada pequeña acción repercute en algo enorme y si no se toman buenas decisiones, puede afectar gravemente. En un hipotético no tan hipotético, los que se dejan llevar por el envoltorio, muy pocas veces terminan con un final feliz.

Sí, los ojos muchas veces nos engañan. Nos hacen ver todas las virtudes y habilidades ignorando las fuertes señales que dicen que no es de conveniencia estar ahí; por ello es de suma importancia que se observe bien antes de iniciar un acercamiento.

Suele pasar que el corazón nuble la razón y más posible es esta probabilidad si una persona se encuentra con esas miradas fuertes que destilan el color rojo en señal de peligro mientras penetran sin permiso tu fortaleza y arrasan con todo lo que se impone, haciendo propio lo que creías tuyo. Ese es el momento en donde la pasión se confunde con el verdadero amor llamándolo “amor a primera vista” porque sabes que no es bueno para vos, pero aun así lo anhelas. Demasiado es el peligro que se corre; pero, no es de extrañar que siempre se sueñe con el verdadero amor, pero nunca nos expliquen cómo reparar en que esa persona es la indicada para nosotros.

Yo de alguna manera lo supe. Explicándolo mejor…es algo que se siente más que en el corazón, es algo que se sabe, pero no siempre es fácil de ver.

Cuando miré sus ojos después de tener un mal día y encontré calidez. Cuando nos encontrábamos casualmente en camino a hacer otras cosas. Cuando los días acontecían para cruzar nuestros caminos. Me costó, pero finalmente lo vi. Empecé a ver las señales que antes pasaban desapercibidas y cuando me di cuenta de lo que sucedía, me fui acercado de a poco, aunque tampoco sabía cómo (no existe un manual para seguir determinados pasos, simplemente la improvisación se apodera de la escena) y mis esfuerzos fueron mínimos para mantener el contacto porque también existía interés del otro lado. Ese momento fue la clave para el resto. Debemos ser sinceros con nosotros mismos y darnos cuenta si la otra persona está igual de interesada en conocerte o no. No tenemos que caer en la insípida idea de que todo lo que vemos es recíproco porque duele el doble hacerse falsas ilusiones que admitir desde el principio la verdad del asunto.

Mi sinceridad conmigo me decía que sí, había el mismo interés; pero mi inseguridad me gritaba que no era así, que estaba confundiendo la realidad con lo que anhelaba…Cuando esto sucedía, tenía la suerte de estar con personas alrededor que me decían sus puntos de vista y acertaban con la reciprocidad. Mi felicidad era tan grande cuando me ponía a pensar en tener otra oportunidad de cruzarme casualmente con esa persona y entablar una conversación…y eso, finalmente sucedió.

Capítulo 2: Hablar

Al hablar, se confirma o niega las sospechas sobre el que se cree el conocimiento de aquella persona y la realidad idealizada. Lo más triste de esto es que nosotros no elegimos ver o pensar lo que creemos sobre esa persona, es nuestra mente reflejando y elevando en su máximo esplendor nuestros propios ideales esculpidos como obra de arte sobre ese individuo que desconocemos.

Porque solo hasta conocer un poco más sobre aquel, dejamos de imaginar.

Era un día común y corriente. Aburrido. Lúgubre. No había sucedido nada especial, fantástico ni fuera de lugar hasta el momento. Mi mente trabajaba sin cesar pensado en las cosas que tenía que hacer, ocupándose de distintas maneras e inconscientemente eso me permitía no estar pensando siempre en esa persona que captaba mi mirada. Tampoco era sano para mi abarcar mi mente de esa manera…eso solo terminaría en historias ficticias.

La influencia de la mente sobre uno mismo, es más potente de lo que se cree.

Nuevamente, por arte de magia…apareció frente a mí. No vi cómo, pero ahí estaba atravesándome con sus ojos claros como el agua pura. De repente todo lo gris dentro de mi cambió y me sentí con más de vida. Se me acercó y comenzó a hablarme con tal naturalidad que era imposible no contagiarse y así fue como pasé un lindo momento gracias a su amabilidad. Ahora entiendo la frase “mientras menos lo buscas, más rápido llega”.

Claramente, después de ese momento me gustó y agrado su compañía más que antes y cada vez que revivía ese momento en mi mente tenía un impulso muy grande sobre conocer más sobre su persona. Después de un tiempo, decidí dar el siguiente paso.
Por supuesto, nadie decide comenzar algo si sabe el final. Por eso mismo, hice a un lado mis inseguridades y le hablé.
Disfrute tanto esa pequeña conversación que no podía no anhelar tener otra de ellas. Transmitía algo que nadie más lograba; algo que nunca había sentido y no sabía qué era, pero me agradaba. La comodidad hablando de nuestros gustos sin pretender ser alguien más para agradar, las risas libres sin retener carcajadas; podía percibir la sinceridad en sus palabras, la tranquilidad de ambos sin esa típica incomodidad.

Al hablar se refleja la paz que sienten ambos al estar juntos.

Después de esa charla que definió mi seguridad para dar el próximo paso que pensaba, analicé todos los escenarios posibles. Siempre hay que estar abierto a cualquier eventualidad y por supuesto tenemos que ser claros, pero no deprimirnos por ello. Es bueno estar bien preparado para todo si se trata de conocer a alguien y más si se analizan todos los puntos y se saca lo positivo de ellos.

El siguiente paso fue confirmar qué iba a hacer luego de esa grata conversación. ¿Ignorar lo que decía esa parte de la mente que quiere que “te quedes en el molde” o intentar acercarme para continuar hablando los días siguientes? Decidirme fue fácil comparado con la idea de tratar de acercarme. Parece simple, pero no tanto porque… ¿cómo se hace? ¿cómo se logra algo naturalmente si ya dejo de ser natural por haberlo pensado? ¿Tenía que idear algo o esperar que el tiempo haga de las suyas? Ese es otro gran interrogante de la raza humana. Cuándo actuar y cuándo no. Algunos dicen que el que “no arriesga no gana”, pero ¿y si no tocaba arriesgar? Muy pocas veces en la vida sabemos discernir cuando algo tiene que hacerse por tus medios venciendo el miedo o esperar a lo que el mundo tiene para tu futuro. Pero parece que es un poco de ambos: Tiene que haber algo de oportunidad del universo y algo de valor en tu interior para realizarlo. Para mi suerte, tuve ambas.

Capítulo 3: Sentir

Así fue cómo de a poco me acerqué y adentré en su vida y esa persona en la mía. Es irónico, pero dando espacio, me fui aproximando cada vez más y sin darme cuenta comencé a sentir algo, algo raro en mi cuerpo…esto iba más allá de lo efímero de lo sexual. Era algo más fuerte y puro como para explicar. Una nueva sensación despertaba dentro de mí.

La fluidez con las que se dieron las cosas fue genuina y hasta el día de hoy me sigo preguntando cómo; pero no hay una respuesta certera, porque se puede desear con todo el corazón que suceda lo que anhelas y aún así las cosas no pueden salir como esperabas.

Al compartir momentos se crea un vínculo fuerte, donde no sólo se comparte el momento en sí, sino el tiempo de cada uno; lo que deja ver el aprecio que existe y la importancia que se tienen. “Las personas otorgan su tiempo solo a aquellas que verdaderamente les importan”. Por naturaleza, siempre se prioriza y es fácil notar si eres parte de las prioridades, solo si preferís verlo. Si no te ubica en sus prioridades no tendrá tiempo para compartir y, por lo tanto, no se creará un vínculo real, sino uno imaginario…en tu mente. Es preciso señalar que el tiempo es fundamental para ayudar a forjar un lazo; y mientras más tiempo pasaba, más lo sentía. Cada charla, me motivaba a querer saber más sobre la otra persona. Cada risa, llevaba a otra. Pero lo mejor de todo eran los silencios, que a mi sorpresa no eran incómodos, al contrario, eran de lo más cómodos que había experimentado y podían existir y lo podría asegurar sin titubear. Creo que ahí es donde se distingue por completo la verdad…

Al compartir se crean recuerdos que refuerza un lazo sentimental.

Me costaba creer lo bien que se sentía estar a su lado, nunca había experimentado algo así. Sentía comodidad y paz extremas. Era diferente, todo era diferente, me sentía diferente a su lado. Sentía cómo podía flotar, aunque me obligaba a hacerlo lo más disimuladamente posible.

Fui paciente y esperé el tiempo necesario para considerar si mis sentimientos eran reales y auténticos; no algo pasajero que se ausentaría al descubrir algo desagradable. Así fue un tiempo, con cada palabra y momento, lo que sentía aumentaba cada vez más en vez de disminuir como tanto temía. Soporté cuanto pude hasta que un día apenas podía respirar estando a su lado. Lo que persistía en mi interior estaba tomando el control y ya no sabía qué hacer para ocultarlo. Tampoco quería separarme, amaba está a su lado…esperen, ¿amar? ¿Cuándo entró esa palabra en mi vocabulario? Otro interrogante. Cuando las preguntas son más que las respuestas nos llevan a la desesperación, la angustia porque ya no se sabe qué hacer…cómo continuar.

Estar enamorado es de las cosas más hermosas y dolorosas que un humano puede sentir

Entonces sin tener la certeza de cómo iban a concluir las cosas, lo decidí.

Capítulo 4: Comenzar

Sorprendentemente mi confesión fue correspondida. Recuerdo ese día interminable, tedioso, insulso y gracias a lo ocurrido, de un momento a otro se convirtió en el mejor de todos. Es inimaginable e increíble la alegría que se siente y lo que una persona puede generar en tu espíritu. Te podría pasar lo peor de lo peor, pero si la persona indicada está a tu lado, la perspectiva cambia totalmente. Todo deja de ser obscuro y frío para radiar luz y calidez.

Entonces, ¿qué prosigue después de la aceptación y la esclarecedora charla sobre sus sentimientos? Cada uno tiene sus reglas para esto. Algunos deciden ir rápido, lo que mayormente termina mal (no siempre, pero son más los resultados desastrosos que los buenos) ya que la pasión se apodera de todo y no deja florecer lo puro de la relación como: el respeto y la confianza. Sería como hacer todas las etapas juntas, sin disfrutar cada una a su tiempo. Al hacerlo, no se tiene en cuenta lo bendito e inocente que es enamorarse con los gestos. Si toman la iniciativa de ir despacio, crece un amor más puro entre los dos al mismo tiempo que se conocen más. En pocas palabras, ir despacio sería la clave para todo; descubrir si el amor que ambos sienten es el mismo para los dos, si ambos tienen las mismas expectativas sobre la relación, confirmar si todo lo que pensaban que sería estar juntos lo es, evitar lastimarse de más y etc.

Decidir cómo comenzar marca el futuro de ambos.

Me adentré en su vida y esa persona en la mía. Sin planearlo, todo ocurrió. Me enseñó su mundo, haciendo que confiara cada vez más y así es como se dio inicio a una historia indeterminada. Una relación se podría comparar con un viaje, donde no se sabe cuánto falta para el final, pero mientras tanto se disfruta del paseo. Es verdad, todos pensamos en que es agotador llegar a la meta, pero cuando comienzan siempre existen ganas y energía para todo. Si se pierden o equivocan de camino, hay predisposición para volver a intentarlo, volver por donde vinieron, revertir y arreglar las cosas; esto está fusionado con el buen humor, amabilidad, simpatía, y demás cosas que no se tienen que perder a lo largo del viaje, pero la mayoría lo hace sin ser conscientes (o capaz sí).

Al comenzar se tiene todas las herramientas, el punto está en no perderlas a lo largo del camino.

Cada momento juntos suma o resta en la relación que se construye día a día. Si una acción resta demasiado, se puede perder en milisegundos lo que se formó en años. La fortaleza está en ambos. Si uno falla, los dos lo hacen. Responsabilidad, dedicación, esfuerzo…si solo uno los tiene se crea un desequilibrio imposible de sostener; porque no es justo que una única parte esté dando todo de sí para hacer que las cosas funcionen. Llegará un momento en donde sus ojos se abrirán y observará la veracidad de la situación, no lo soportará más y se irá. Esta pérdida podría haberse evitado

Conocer, se pueden conocer muchas personas, lo importante es quedarse después de conocer.

Capítulo 5: Vivir

Después de conocer todo, haber vivido tanto lo bueno y lo malo…es difícil, diría imposible mantener los ideales con los que se empezó la relación. Ya no ves a esa persona con los mismos ojos de aquel primer “hola” debido a que ya se conoce su esencia. La portada del libro quedó atrás para leer su contenido y una vez leído, es diferente la sensación que se encuentra en tu interior. Los ideales toman un plano inexistente para dar paso a la realidad. Sus gustos, sus sueños, su forma de ser arrasan con lo que tu mente creó. Es en ese instante donde ocurre un punto de inflexión y el corazón decide (ya sea conscientemente o inconscientemente) quedarse o irse. Si la verdad de su ser no cumple con las expectativas, lo más probable es que lo que existe entre ambos no dure…pero de ocurrir lo contrario y hallar más de lo que se espera; difícilmente tomen distancia el uno del otro porque al estar juntos los dos crean su propio mundo único donde no existe nada ni nadie que pudiera suplantar sus lugares.

Sé que es el indicado porque con él me siento en casa; en paz; el lugar correcto.

Sabes en tu interior que nunca podrías apartarte de su alma porque están destinados. Por más diferentes que sean en algunas cosas, lo sentís en tus huesos, en tu pecho, en tu propia alma que ya no es de tu pertenencia porque ahora es de otro.

Luego de analizar todo lo vivido, teniendo en cuenta los pros y los contras de cada ocasión compartida entre los dos, se toma la decisión final. ¿Valdrá la pena? ¿Me amara como el primer día para siempre? ¿Qué pasara en el futuro? Estas y más preguntas usualmente están en las mentes de los enamorados porque el amor es un campo de batalla donde se lucha constantemente para obtener la victoria y en esta guerra nadie sabe si el final terminará en un glorioso triunfo o una bochornosa derrota. Cada movimiento, cada jugada es fundamental para el paso siguiente. Por ello, da todo de ti mismo sin esperar recibir. No guardes tus sentimientos o gestos por esperar a que el otro lo haga…porque te llevarás una bonita decepción (o en el mínimo de los casos una sorpresa). Se demuestra por hechos lo que sientes y eres, porque a las meras palabras se las lleva el viento.

Las acciones e inacciones son decisivas porque tanto realizar algo como no, tiene sus consecuencias. Hay momentos donde es necesario ocuparse en vez de solos preocuparse. En cada instante se prueba la reciprocidad de uno para con el otro y es importante ver la verdad en estos gestos, pero también es importante dar oportunidades. Se debe ver en retrospectiva el comportamiento en momentos importantes de la relación y entender que no estamos en la cabeza de la otra persona para escuchar lo que piensa y siente, por ello mismo, ser comprensivo a la hora de evaluar el accionar es la mejor manera para ser objetivo; pero tampoco se debe permitir que nos traten como bolsa de boxeo y te golpeen hasta el hartazgo. Todo se trata de un balance. Lo más importante es que el respeto nunca desaparezca para evitar heridas nocivas. Esa es la forma de matar más rápidamente lo duramente construido entre los dos.

Lo que se lastima profundamente, difícilmente vuelve a sanar. Mejor cuidar que lamentar.

En toda relación existe un equilibrio entre las cosas buenas y malas que efectúan tanto uno como el otro; es mejor pensar en ese equilibrio como una balanza hipotética donde todas las acciones efectuadas están en ella: depende qué tan malo sean los hábitos y el carácter, se podrá contrarrestar (o no) con lo bueno. ¿Cómo saber si alguien es digno de ti? Todos cometemos errores, ¿pero hasta cuando se podrá ignorar lo que duele? ¿Hasta cuándo se puede soportar los desplantes y complicaciones que sucedan? Ya sea dentro o fuera de la pareja. Basta con que uno de los dos no quiera seguir intentando para que todo termine. La disposición y perseverancia para que todo funcione está en cada uno y eso es lo que se debe nutrir y motivar día a día con los pequeños grandes gestos.

Es difícil por, sobre todo, mantener ese balance después de haberlo logrado, ya que suele romperse por el acostumbramiento y la seguridad en la que se recuesta la mayoría al perder el interés en la constante renovación que se requiere para que no se transforme en algo monótono que termine marchitando el sentimiento puro con el que se comenzó. Evitar esto es algo de todos los días. Cada milisegundo cuenta. Así de delicado es. Un simple traspié puede arrojar todo por la borda. Pero el poder de elegir
volver a intentarlo está en los dos. Cuando este poder se agota solo puede significar algo…

Por más que se quiera intentar, ya está perdido. Una vez que se toca fondo, no hay vuelta atrás. Y aunque ahora poseas todos tus sentidos fijos en el objetivo para retomar la lucha en el campo de batalla, te encuentras herido de muerte y ya no hay posibilidad ni escapatoria para ese trágico final. Por ello, querido lector…nunca des por echo lo que crees, siempre lucha como si fuese el último día que pasas en su compañía. Ama y vive, sé honesto y libre…sin obviar a quien tienes a tu lado, porque el amor es como una flor que no debe descuidarse y necesita ser regada constantemente.

Y yo veo y siento que me cuida el mejor.

Capítulo 6: Finalizar (opcional a leer)

Los finales ocurren, según mi percepción, cuando el camino recorrido se complica tornándose no muy placentero y agobiante porque el piloto y el copiloto no soportan de su compañía lo que hace que no deseen seguir el camino hasta el final por las complicaciones que se presentan. Ahí ocurre una parada antes de llegar al destino, puede ser más o menos próxima…pero a fin de cuentas finaliza el viaje juntos y eso cambia todo.

La verdad que tiempo atrás veían en cada uno, ya no está presente en ninguno de los dos. No son quienes conocieron ni creían conocer. Ya no hay ni un dejo de lo que eran juntos. Se encuentran recorriendo la vida como dos extraños y…sin premeditarlo, en un instante, uno de los dos abre los ojos para observar lo que ocurre y cae en la realidad que le susurra “ya no hay escapatoria”. Todo está tan podrido y vacío que es imposible de rebobinar.

A veces ambas partes están de acuerdo y esa es la forma más sana para seguir cada uno su camino; pero cuando no es así…es lo más brutal que puede existir, tan violento e intolerable en el alma que tiene la fuerza para marcarte de por vida.

Me queda mucho por recorrer y no me arrepiento ni repudio en lo absoluto todo lo que viví, al contrario, agradezco profundamente haber pasado por todo aquello, porque la vida es un constante aprendizaje y cada mala experiencia fue un gran GRAN aprendizaje que utilicé para canalizar y dejar relucir lo bueno en mí. Me convirtió en quien soy hoy y estoy totalmente orgullosa de ello.

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