Tan solo llegaste como la mirada incesante, viniste para quedarte.

Contar cosas nuevas, experiencias vividas con ansias de recuperar.

Tan solo llegaste, para decirme que la vida está en otra parte.

Tan solo llegaste, como para saber que continuas en otro lugar

Tan solo llegaste para llenarme de luz, y preparar mi alma en la transformación de lo divino, puro, sublime, único.

Tan solo llegaste para quedarte, pero sé que pronto te iras.

Este viaje pronto culminara, y quizás esté preparado o no.

Es tan intenso saber, que por un momento no tienes a ellos y aquellos momentos, que eran únicos.

Pero tienes nuevos, sorprendentes, nuevos, diferentes pero en fin real.

Y que la vida puede estar en el silencio y la mirada.

Me acuerdo de esas cosas y derramé mi alma dentro de mí.

Entre voces de alegría, silencios del viento que aprovecha para respirar.

Corto camino está marcado, por aquellos lugares donde pasaste.

Eran como estaciones que marcaban en cada una un destino

El viaje no fue corto, pero rápido, veloz, vibrante, insólito.

Un viaje de escombros, agua, florido, oscuro, iluminado.

Parece que te llevan a menor precio, pero salía costoso.

Quizás contabas con tus únicos ahorros, alegría, tristezas, firme y constante.

Quizás estuviste de paso, y se te escapo de las manos.

Como paloma que sujeta su paja, parece que sus fuerzas no la ayudo para sostenerla.

Quizás tu riqueza mayor la encontraste, y no la vistes que la tenías dentro de ti, atrapada, atesorada con miedo de perderla.

Te olvidaste de compartir, del disfrute que ella podía darte dejándola salir y que su belleza, se desparramase por todos aquellos que dejantes en el camino.

Aquellos seres únicos auténticos, que perdieron el disfrute de tus bellezas únicas, propias, simples, pero compleja.

Aquellos que dejaron el todo para mañana, sin importar el hoy.

Aquellos que perdieron, lo que no era esencial para sus ojos.

Uno no se muere de viejo, sino muere de sed en un mar gigante.

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