La eterna despedida.

Estábamos en un salón de fiestas al aire libre, era el baile de graduación o algo por el estilo, él estaba ahí,entre la multitud, arreglado para la ocasión, elegante, de pie al lado de sus amigos, entre ellos Pedro, que también es mi amigo, y otros que nunca me agradaron, pero a mi solo me importaba él, lo miraba de lejos, él me miraba también, con esos ojos de bebe que bien recuerdo,y una sonrisa en el rostro, yo estaba emocionada y eufórica por bailar con él, nos mirábamos como lo hacen dos jóvenes enamorados, justo así, así lo recuerdo,después fue como si las miradas nos guiaran al otro por la desesperación de que los pocos metros que nos separaban desaparecieran, y así fue, el siguiente escenario fue en la pista de baile, era de película, estábamos casi en el centro de dicho salón, claro, yo también estaba arreglada para la ocasión y comenzamos a bailar lentamente, recargada en su pecho, yo sentí ese deseo de que el momento fuera eterno, recuerdo que no quería dejar de abrazarlo y mucho menos que el me soltara, ambos nos aferramos, como un niño a un dulce, aunque yo sabia que seria la ultima vez que lo abrazaría como solía hacerlo, con fuerza, y dolorosamente también, la última vez que lo vería, sabía perfectamente que al terminar ese mágico baile, ese momento, todo se iba a desvanecer, por eso fue una dolorosa despedida, porque ya todo lo presentía, porque lo amaba, y no podía tenerlo, más aún porque la dicha despedida fue solo un sueño… pero lo que sentí fue real. 

Nunca quise despedirme de él, después solo eso me quedó hacer, pero tampoco fue posible, con el nada lo fue.

ᴾʳⁱⁿᶜᵉˢᵃ