hoy mi casa huele a vainilla
y también a pan horneándose.
las paredes podrían ser más blancas
y la cocina no para de ensuciarse.
sentado, en el comedor que nunca uso,
esperando el hervor del agua
mientras mi gata durmiendo
se transforma en el más puro
centro de mesa.
serendipia.
un sentido de pertenencia
infunde cada una de estas palabras
como si estuviese viendo fotos viejas
y sonriese porque esos recuerdos
no me abandonaran.
el pan se anuncia cortésmente
disipando poco a poco
la vainilla artificial.
ella maulla y yo le comento
«quiero retratar este momento»
somnolienta,
los soles en sus ojos atardecen
y mientras las sombras desaparecen
yo cierro el cuaderno.

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