Mi preciosa… a tu lado he aprendido tanto; y hoy me duele sentirte tan distante.
Extraño cuando mi palabra y mi opinión bastaban para ti; no había ningún rastro de dudas en nuestra relación.
De repente, con la visita de la adolescencia me he vuelto anticuada, pasada de moda; soy jefa, roca, mujer…menos mamá; hoy cuestionas cada sugerencia y buscas consejos en puebertas inconscientes, ajenas a la realidad … ya no corres a encontrarme, ni pides mi compañía para ver ese programa favorito, rechazas mis abrazos y te avergüenzan mis besos. Ya no puedo cargarte sobre mis hombros y has puesto una barrera entre nosotras a la que llamas privacidad.
Hoy te veo tan linda, agraciada, mucho más bella que yo a esa edad; a veces me das la oportunidad de advertirte sobre tantas cosas y en ese breve momento puedo volver a ver a mi bebé en esa profunda mirada de ojos negros.
Solo me gustaría que sepas que el amor verdadero, incondicional … ese nunca se agota y espero que la etapa sea momentánea; pues el día que quieras sentarte en mi regazo y escuchar mis palabras… estaré aquí siempre.
Te amo primogénita.
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