UN ENCUENTRO SINGULAR

UN ENCUENTRO SINGULAR

RICARDO ISMAEL

17/06/2020

UN ENCUENTRO SINGULAR

Al final de uno de los pasillos del Alma, se encontraron el Corazón y la Conciencia

El, latiendo más fuerte que nunca, dirigiendo todo lo que se le ocurría de aquel momento de exaltación.

Ella, pensativa, tratando de que el Corazón no la traicione envolviéndola con sus palabras.

El Corazón, agitado y sudoroso, preguntó: ¿Qué te trae por aquí? Casi nunca hablamos, no tenemos tema de conversación.

Sumisa y tímida la Conciencia respondió: Es cierto, pero hoy me he propuesto ser tu amiga.

¡Tú, mi amiga! Ja-ja, sonrió socarronamente el Corazón; si tu siempre te la pasas con eso de pensar en las consecuencias, y que el amor…y que tengo que estar limpio…, solo pierdo el tiempo contigo, aburres todo, ¡aguafiestas!, ¡vete!

Pero Corazón, yo quiero tratar de conocerte y entenderte para que no estemos tan solos; además tú, siempre te metes en problemas, nunca me escuchas y yo no quiero ser más que una actividad mental, así que déjame participar de tus asuntos.

He visto otras conciencias que luchan juntas con el Corazón y dialogan y se llevan bien, acotó la Conciencia.

Al momento que se dio media vuelta y marchó sobre sus pasos.

¡Ey! Conciencia, ¿por qué me molestas?

Asombrada, rápidamente volvió ¿Enserio sientes que soy molesta? ¡Bueno, vamos mejorando! Es buena señal el que sientas molesto.

Veamos: Te diré algunas cosas que me han mostrado como eres y que tendrás que cambiar si quieres que nuestra amistad funcione.

Por ejemplo:

De la abundancia del Corazón habla la boca. Por eso antes de hablar o actuar piénsalo dos veces, por no decir… consúltalo conmigo y también aprenderás a dominar la lengua.

Eres traicionero y desesperado. Poniendo de manifiesto las faltas y errores de otros, solo disimularás los defectos propios. Te engañas a ti mismo.

Eres altivo y orgulloso. Por lo que deberás aprender a tragarte el orgullo, a no querer la gloria solo para ti, a no ser egoísta y a pensar en los demás, que bien vale la pena.

Eres vanidoso. Procura no creerte más que otros; aceptar el consejo de la experiencia, te ayudará a ser humilde.

Eres rencoroso. No lograrás nada extendiendo los conflictos, perdona sin condiciones y olvídate de la venganza.

Corazón dice – ¿Y quién te ha dicho todas esas cosas?

Tú mismo lo has demostrado, replicó la Conciencia. Y si no me dejas ayudarte terminarás solo; bueno en realidad ya lo estás, porque no has sabido elegir tus amistades y las que tienes no se jugarán por ti, ellas solo se aprovechan de tu imprudencia, avidez e impulso para lograr sus objetivos y deberás demostrar quién eres una vez más para lograr su compañía. A eso le llamo presión de grupo, pues no tienes personalidad.

¡Oye! Deja de molestarme, vete.

Pero de pronto, los latidos del Corazón, cambiaron de ritmo, y un gran estruendo se sintió en sus rincones, todo tembló…

La dura coraza que lo envolvía, se había fisurado en varias partes, aunque tenía amigos poderosos como la Traición, la Vanidad y el Rencor, tenía un aliado muy fuerte siempre a su lado, el Orgullo, quien lo sostenía en todo momento.

Rápidamente la Conciencia llamó a sus amigos, los que al instante abriéndose paso entre los escombros, formaron un círculo y con firme decisión se plantaron ante él.

Uno a uno se presentó y comenzaron diciendo:

Soy la Tolerancia, y te ayudaré a respetar las opiniones de los demás, ideas o actitudes aunque no coincidan con las tuyas.

Otra amiga dijo, soy la Gran Paciencia y seré quién te ayude a soportar con entereza las ofensas o quien te

ofenda, sin renunciar a la esperanza que mejore tu bienestar con los demás.

A esta altura el Corazón, fatigado y exhausto comenzó a ver que aquella invasión no lo incomodaba e

increíblemente su amigo fiel, el Orgullo, tras una larga discusión ya lo había abandonado, al tiempo que sus

secuaces, no se jugaron por él como era sabido y también se habían marchado.

Los amigos de la Conciencia estrecharon aún más el círculo y se presentó la Bondad diciendo:

Te mostraré como cultivar esta virtud, te enseñaré a tener interés personal por los demás, actuando en beneficio

de ellos y no en el tuyo propio.

Luego, tocó el turno a la Mansedumbre, quién con gran humildad lo tomó entre sus abrazos y le habló en voz

pausada diciendo:

Corazón, vivir con ira y rencor no nos hace felices, ni es bueno para tu salud; lo único que logras es dañar tu

relación con los demás, lo cual hace que te aísles y te sientas solo.

Y de pronto, ya entregado Corazón y sumido en llanto, se le presenta quién dirigía aquel grupo de amigos de la

Conciencia, el Amor.

Enternecido lo miró a los ojos y lloró con él, diciendo:

No temas, estoy aquí para ayudarte a amar a tu prójimo, deja de ser celoso por cosas sin sentido, no busques tus

propios intereses como ya te lo dijo la Bondad; no te sientas provocado por la ira, tal cual te habló la

Mansedumbre; soporta todas las cosas, según la Gran Paciencia y olvídate de esos “buenos para nada” tus

amigotes, si, sabes de quien hablo, el Orgullo, la Vanidad, la Ira, la Venganza, esos que no te permitían vivir la

vida para la cual fuiste creado.

Como ves, todos los que te aconsejaron fueron instruidos por mí y yo… nunca fallo, así que dejaré

instrucciones a mi amiga Conciencia y al resto del grupo, para que se mantengan a tu lado y hagan de ti un

Corazón sabio, para que puedas mostrar lo que realmente eres por dentro, pero ten cuidado, el que sigue

dirigiendo a tus amigotes, continuará insistiendo y te hará tropezar, pero allí estará Conciencia para cerrar el

paso al enemigo, escúchala.

Vamos!! Es hora de comenzar.

Y así el Corazón y la Conciencia comenzaron a andar juntos por los pasillos del Alma, rebosando de felicidad y

armonía, manteniendo las murallas intactas a los ataques del enemigo, dejando entrar solamente las provisiones

necesarias para que dicha felicidad se mantenga firme por la eternidad.

Ricardo Ismael

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS