Los días, contados (Día 98)

   Camino por la calle con mis cascos puestos. Mientras escucho la playlist, voy observando lo que ocurre a mi lado, voy recordando los lugares donde estuve contigo y pensando en los que estaremos. Voy observando a las parejas de enamorados que , como tú y yo aprovechan cada minuto libre de sus vidas, para compartir ese regalo que es el tiempo.

   Camino por la calle y me cruzo con madres y padres con sus hijos de la mano. Y pienso en nuestro futuro. Ese futuro que siempre quisimos y que nunca encontramos, hasta que nos cruzamos en medio de una reclusión forzosa. Y es que no hay nadie tan especial como lo somos nosotros.

   Camino por la calle y en los bancos me encuentro con parejas de jubilados. Y pienso en nosotros. En esos tiempos lejanos que compartiremos con la misma mágia del primer día.

   Camino por la calle y pienso, y me doy cuenta de todo lo que me das y de todo lo que te doy. Lo que nos damos, que es en definitiva, amor. Amor con respeto, con pasión, con cabeza y con corazón.

   Camino por la calle y en cada paso que doy, en cada minuto que pasa te entrego un trozo mas de mí, de mi alma, de mi razón, de eso que late dentro de mí y que se acelera cuando me miras, cuando me besas, cuando me sonries, cuando me tocas, cuando me mencionas, cuando pienso en tí; mi amiga, mi compañera, mi confidente, mi calma, mi tándem, mi otra parte, mi novia.

   Camino por la calle y sueño despierto contigo. Me inundo de nuestros buenos momentos y nuestras risas. Y cuanto más abanzo en el camino, más te amo, más miro hacia delante y más fuerte te cojo de la mano.

Camino por la calle y voy hacia tí, hacia mi luz.