Te eché de menos.

¿Recuerdas la primera vez que viniste a mí? Eras muy joven, bueno, aún más que ahora. Entonces parecías un niño, todo flaco y feo. Pero mírate hoy, se nota que ya tienes más experiencia. No te emociones, chamaco, estamos recordando tus vergüenzas del pasado, no tus logros del presente; además no eres tan bueno, te falta práctica. Cuando me buscaste estabas nervioso y creo que ni siquiera sabías qué hacías, nada más llegaste por pura coincidencia, o destino, maravilloso destino. Te temblaban las manos -esas manos que hoy día me recorren con pasión y melancolía-, te sudaron un poco, te tembló la voz y las ideas. Por momentos ibas rápido, seguro de que todas tus fantasías eran reales, pero después dudabas y te detenías unos segundos a pensar, justo como ahora. Ya, no te detengas, tú sigue que te extrañé.

Después de esa primera vez tuviste miedo, lo sé porque así me ha pasado con varios… Oye, no te pongas mal, eres mi favorito por mucho, tú pones más pasión que cualquiera, y mira que teníamos tiempo sin hacerlo. En fin, te decía, tu miedo te alejó un rato de mí hasta aquel día en que te quisieron presentar conmigo, sin saber que ya nos conocíamos, y sin pensarlo me amaste una vez más, descubriendo la aventura de soñarme siempre contigo.

Te fue muy bien conmigo, reconócelo, te llevé a muchos lugares, tuviste hermosas experiencias, a pesar de que allá en Boca del Río no recibimos el premio merecido por nuestro esfuerzo; esa desgraciada no era tan original como nosotros… Bueno,  tú, te llevas el mérito, nomás por dar la cara. Pero yo te desperté la pasión y eso también fue importante, porque te desperté la sed por eso que quisiste algún día y hoy todavía anhelas, aunque te duela aceptarlo. El año siguiente nos pasó algo parecido en Xalapa ¿Recuerdas? Otro inútil, poco original que hizo lo mismo que la otra estúpida del año pasado. Perdón, me alteré un poco. Me fastidia cuando personas así creen poder venir y conocerme o modificarme a su antojo. Piensan que pueden crear algo nuevo, pero todo era lo mismo, sin embargo los jueces ni cuenta se dieron. ¿De qué les servía tanto disque conocimiento, si no podían distinguir algo bueno de un montón de juerga masticada primero y vomitada un año después? Y no fuiste el único ni el primero en darse cuenta.

Ya, pues, suficientes reclamos tenemos, se debe recordar lo bueno, el paisaje, los amigos y a aquella chica de los ojos castaños que tanto te movió el tapete entonces. Sabes de quien te hablo, pícaro, si yo me doy cuenta de lo que haces; me has descrito a esa chica antes con tanta enjundia que hasta me provocabas celos. No te rías, chamaco, yo también he aprendido cosas con el tiempo, como que ella tiene su lugar y yo el mío. La amas con toda tu alma, lo sé, y a mí me amas de forma diferente. Sé que las cosas te han salido bien con ella, y yo estoy completamente involucrada en eso. Si no fuera por mí tal vez seguirías sufriendo, y no sólo por no tener a una mujer haciéndote sentir vivo, sino también por la falta de una señora como yo para despertarte las pasiones.

Bueno, muchachito, esto ha sido todo por ahora. Me agradó mucho tenerte de vuelta. No me vuelvas a abandonar tanto tiempo, por favor. La inspiración original no es muy común en estos días de tanta tecnología y aparatos «inteligentes» que en realidad te roban la inteligencia. ¿Soné como una anciana? ¡Pues lo soy! Nací hace milenios y espero no morir nunca. He puesto en alto el nombre de muchas gentes, tanto que hasta después de muertos continuaron siendo amigos míos, sin crear nada, pero aún aclamados por aquello que logramos juntos. Y así, como la anciana que soy, te digo: estaré esperando con ansias otra visita tuya, guapo. Siempre serás mi favorito.

Una última vez, antes de que te vayas, recorre con tu tinta mi cuerpo, acaricia las curvas de mis letras. Dame tus versos, conviérteme en tu prosa. Dale un beso a esta señora, tu señora. (Y de aquellos que me quieran conocer.) Señora Arte. Señora Poesía. Señora Escritura.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS