Mi vida es una cárcel de la cuál no puedes ser liberado, ella cogió la llave y al irse la arrojo lo más lejos posible, es como si estuviera flotando en el espació infinito.
“El infierno es este y estamos pagando los pecados de una vida pasada que no recordamos”.
Ahora este bar se ha convertido en el mar que ahoga mis penas, siendo molido por alcohol. La soledad es enigmática, mágica, bella y silenciosa, podría alterarla por un último beso tuyo. Nuestro amor, disculpa, aún quiero llamarlo nuestro. Quizá tú ya no sientas nada pero al irte dejaste mi cabeza hecha un lío.
Del 1 al 10 realmente no me importaba desechar mi extraña soledad pero gracias a nuestra corta experiencia tengo mi garganta atascada de palabras que nunca te dije, ¡joder!
¡Por un demonio! Nunca quise causar esto, no decidí verte partir, no decidí llorar, no decidí estar acá, en pausa, escribiendo esta triste carta. Ahora reviso nuestras largas pláticas mientras camino hacia tu antigua calle y suelto lágrimas de felicidad.
Disculpa por no detenerte, por no aliviar tu infierno, por permitir a tus perros salvajes destrozar tu alma, por no anticipar tus acciones atípicas, perdón.
No pude poner pausa tu suicidio, ahora mi vida se va en sueños, en sentimientos que no expreso, en amores que esquivo, en dolores que atraviesan mi ser.
Cada noche me escapo de casa y visito tu tumba, ¿sabes por qué? porque aún estoy vivo y mientras alguno siga en pie esta historia continuará.
OPINIONES Y COMENTARIOS