¿Cómo es que llegaste?

¿Cómo es que llegaste?

Barbara Parisi

29/08/2017

¿Cómo habrán sido tus pasos hasta andar el suelo del reencuentro? ¿Cuánto habrán andado antes, sobre qué lo han hecho? ¿Cuánto color habrás mirado y cuántas lunas habrás visto? ¿Cuánto más has aprendido? ¿Y por qué di tantas vueltas? ¿Y qué si las di? De todas maneras me llevaron ahí, en el momento preciso con la mirada inexperta, como quien busca lo que no encuentra y se le aparece delante, ya distraído, sumergido en asuntos ajenos al importante. Pero aparece, y es maravilla: pura sorpresa sin pausa y sin prisa. Quieta, amarilla.

Fui caminando, llorando, ya atardecía. Tampoco llevaba mis libros en la mochila y eso la hacia más pesada, más vacía, casi tanto como un poema sin rimas. Reconocerse en otro ser debiera ser un gesto de todos los días, de todo el día. Pero surge fugaz en un instante, tanto que del tiempo no podría explicarte si lo experimento, porque no hay lamentos, solo hay chispa.

Y se encendió, insistente, una alarma que me contaba, que me decía: ¡ahí estás! ¿no ves? Y sí lo veía. Más no caben dudas si hacia adentro se mira, si desde el prisma certezas abundan, porque es más fácil sentir en penumbras que a la luz de una luna que alumbra pero no brilla.

No hay palabra que sirva ni concepto que valga, no hay siquiera una semejanza vaga que pueda ser utilizada para asociar esa dicha, libre de terminología, de tiempo, de enigmas.

¿Cuál es el sonido de tu risa? ¿Es auténtica, es efímera, es completa? ¿Cómo habrán sido tus pasos, qué dicen, qué comentan? ¿Cómo has hecho, ser humano, para parecer de otro planeta?

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS