El corazón tras las lágrimas…

El corazón tras las lágrimas…

El primer recuerdo que tengo de mi infancia es al verme llorando frente a un espejo, no recuerdo cual era la razón en ese entonces pero si recuerdo ver como mis ojos rojos emanaban a borbotones de lagrimas, pero bueno no tenia que haber siempre una razón valedera para hacerlo, muchas veces me dolía la cabeza y lloraba, se me perdía algo y lloraba, lo se, era una llorona. También recuerdo los golpes de mi hermana, muchas veces por diversión y otras por costumbre, mi madre solía decir que un día Andreína me mataría y ella no me encontraría más, ella solo decía eso y no me protegía o alejaba de ello, así que me encerraba en mi cuarto a llorar, no podía hacer nada, las ilusiones para un niño son sencillas de decir, pero no siempre son fáciles de cumplir; no me dejaban ir al parque, así que mi únicos amigos eran los pocos peluches y escasos muñecos que habían en mi cuarto, hablaba con ellos y trataba de recrear el mundo a mi manera, pero todo era infructuoso, pues al final siempre terminaba sobre mi cama derramando lagrimas por esta vida que me había tocado.

Una tarde intente morir, tenía 6 años, se que esa no es la edad para pensar en la muerte, pero para mi, la muerte daba mas vida que esta cárcel que estaba viviendo, pero era niña y no supe como hacerlo con éxito, así que solo resulte encerrada en el baño con dolor de estomago durante tres días. También intente escapar de la casa, pero lo mas lejos que llegue fue a la esquina de mi barrio donde la amiga de mi madre me agarro sin permitirme ir a otro lado.

Recuerdo que en el colegio también era lo mismo, allí no tenía amigas, y a pesar de estudiar en un colegio femenino, no había con quien compartir, solían mirarme de mal humor y se sentía cierto desprecio al tener mi presencia, me trataban de una manera grotesca, y tras del hecho en la parte académica no tenia las mejores habilidades, así que siempre era una de las de peor promedio, pero en la casa eso no les importaba, ni que me hicieran bullying porque no me creían lo que yo les decía, ni que me fuera mal en el colegio.

Un tiempo después termine visitando a los psicólogos, pues en el colegio por fin se dieron cuenta que algo me pasaba y termine allí aun contra la voluntad de mi madre, pero ellos solo me ponían a jugar y a mirarme, y de vez en cuando anotaban algo en sus libretas, luego se acercaban a mi, con voz maternal para preguntarme algunas cosas, pero por mas que quisieron conocer todo de mi, nunca les dije lo de mis pensamientos suicidas, todos llegaban a la conclusión e que tenía una depresión, así que le decían a mi madre que yo debería estar medicada, que debería tomar anti depresivos y tratar de socializar mas, pero mi madre rechazo ese consejo, aun cuando mi vida sonreía un poco cuando estaba en el psicólogo, pues en esos momentos sentía que alguien estaba pendiente de mi, que por lo menos para alguien, valía la pena tenerme cerca a esa persona, recuerdo que en ese momento tenía ya 7 años, siete años en los cuales no me gustaba leer y lo que leía era muy escaso, eso hasta que a mis manos llegó «El Principito» y junto a el el universo detrás de las paginas.

El principito se convirtió en mi amigo, leí su aventura mil veces y empece a coleccionar las frases de su libro, eran mi escape, además de tener la idea de recorrer mil mundos conociendo la virtud y la locura de la raza humana, así que muchas veces cuando en mi casa habían peleas solía encerrarme en mi cuarto acompañada del principito mientras recorríamos el asteroide B 612 y él me mostraba los baobabs y su amada rosa me olvidaba de lo que pasaba, pero bueno que pasaba en mi casa, era sencillo, mi hermana solía gritarme que nuestro padre se había ido de la casa por mi culpa, aun cuando él me negó cuando yo nací.

Los recuerdos que tengo con mi padre son confusos, algunas veces lo recuerdo entregándome regalos y comprándome helados, creía en ese entonces que me amaba, que lo hacía de corazón, pero solo lo hacía para evitar una demanda por parte de mi madre. Por esa época me expulsaron del colegio, así que sin tener a donde mas ir me mandaron a una escuelita de barrio, el trato allí era aun peor, los niños me trataban y hablaban de una manera insensible, me gritaban lo fea que era, me empujaban y solían tirarme las cosas al suelo sin recibir reprimenda alguna por parte de los docentes y sin ser escuchada en mi casa. Luego me cambiaron de colegio, era una normal superior masculina que había integrado el modelo mixto desde hacia cuatro años, allí el trato no mejoro, pues ya no eran solo los niños quienes me decían las cosas, también lo eran las niñas, que a parte de eso me miraban con asco y lastima, una mirada comparada con la de algunos al ver los indigentes pasar por la calle, mi rendimiento académico no mejoraba, pero como podría hacerlo, si en ese tiempo mi mayor apoyo fue el personaje que Antoine de Saint Exupéry había dejado al mundo.

Un día gris, recuerdo que era abril me encerré en el baño del colegio con dos compañeras, tenía 15 años y estábamos tomando ron, lo hacíamos cada miércoles entre las 10 y las 11 de la mañana que era cuando los profesores estaban en clase y el celador estaba en una ronda en la otra zona del colegio, poco a poco fuimos cambiando nuestro néctar, algún día fue aguardiente, otro vodka y una vez alcohol etílico, fuimos variando hasta probar la droga (la verdad no me gusto), me desesperaba la sensación del humo en mi traquea y el olor me fastidiaba, pero con el alcohol era completamente diferente. Podía tomar todos los días, todo patrocinado por una compañera cuyo padre trabajaba en una cigarrería, ea mi pequeño escape hasta que la coordinadora nos encontró una botella de whisky, lo que ocasiono que mi madre se enterara que tomaba, ese día mi madre fue al colegio y hablo con la psicóloga, recuerdo que ella le decía a mi madre que yo era una alcohólica, me trato de lesbiana y hasta de expendedora de estupefacientes, y yo, sin poder alegar ni replicar nada, solo calle, después de eso mi madre me tomo del brazo y susurrándome al oído muy suavemente me dijo – » Me has decepcionado» -. La verdad, esas palabras nunca importaron en mi mente, ya reconocía frente al espejo que era un asco de persona, que en mis noches los sueños solo trataban de la muerte y el suicidio, al levantarme por las mañanas me deprimía al saber que aun seguía viva, la verdad, no quería estar aquí, otras veces me sentaba en el borde de la cama y simplemente me sentía derrotada, aun sin saber cual era la razón de todo ello, eso la verdad nunca importo pues nadie lo notaba y aun mas importante, nadie me entendía, los psicólogos me escuchaban pero no sabían como me sentía.

En esos tiempos nunca se me ocurrió la idea de tener novio, a decir verdad ni yo misma me imaginaba a alguien enamorándose de mi, no sentía mi cuerpo atractivo y me sentía despreciada por los del otro genero, hasta que un día, cuando tenía 17 me fui de fiesta a la casa de una compañera del colegio, recuerdo que nadie quería bailar conmigo, así que lo único que hice fue tomar, esa noche ademas de mi primera borrachera, también fue mi primer beso, y digo borrachera porque aunque ya tomaba mucho nunca lo había hecho como lo hice esa noche, mezclando tragos y bailando sola, ese beso me abrió los ojos, entonces empece a buscar a alguien con quien estar, increíble ¿no?, yo una muchacha tan delgada y sin atractivo buscar con quien compartir mis días, pero contra todos los pronósticos encontré a una persona que me demostró destellos de felicidad, pues al final cuando llego la hora le entregué mi cuerpo, él había obtenido lo que mas deseaba, mi virginidad, pero después de ese momento el se mofaba de mi; recuerdo que no sangré, que no grite y no demostré dolor alguno, él por su parte creyó que no era virgen, que las vírgenes no aguantan eso, recuerdo sus mofas mientras yo me traumatizaba por dentro, ese encuentro me marco aún mas de lo que ya estaba, no solo por como me trato si no que en el acto me hizo sentir usada, me sentía en una violación y maltratada por sus palabras, recuerdo ese aroma amargo de sus labios, pues justo después de tener sexo él se fumaba un cigarrillo, así que ahora con quien comparto mi cuerpo y luego prende un cigarrillo me siento en esa misma situación, luego de ello, sentía que no merecía nada más, que era eso lo que estaba destinada a vivir.

Ya era delgada de por si, pero no me sentía cómoda con mi cuerpo, entonces un febrero de mis 18 años decidí dejar de comer, no sentía hambre y a nadie le importaba, nadie preguntaba y no había prueba de preocupación por ende seguí haciéndolo, en ese entonces solo vivía con mi madre y mi hermana, ellas nunca me preguntaron nada de como bajaba de peso y de como me estaba enfermando tan fácil, empece a vomitar, cuando me daban comida la escondía o la regalaba, a fin de cuentas nadie se preguntaba si había comido o no, justo en ese tiempo acabe el colegio y me gradué. Ese día a pesar de que todos mis compañeros y compañeras estaban en la ceremonia yo estaba en secretaria reclamando mi cartón, no quería compartir con ellos una ceremonia tan única, no quería dañarles el momento, y ademas sabía que mi madre y mi hermana no vendrían a verme, a eso también le agrego que no quería que me preguntaran que sería de mi después del colegio, no estudiaría, mi madre no me pagaría nada y aun no estaba trabajando, así que eso contribuyó a que siguiera sola y sin comer, esos días mi dieta era muy sencilla, unas pocas galletas y una botella de agua, nada mas, me gustaba sentir hambre, me gustaba sentir mis manos dentro de mi boca, me gustaba vomitar, me gustaba como se veían mis huesos, a nadie le importaba, pero era mi obsesión, algunas veces me desmayaba sin que nadie me socorriera, despertaba desubicada hasta entender lo que había sucedido y un semestre después de todo entré a estudiar una carrera técnica, seguía aguantando hambre y vomitando ocasionalmente, la verdad no veía nada malo en eso, hasta que un día saliendo del salón de clase me desmaye, solo una persona se preocupo por lo que había sucedido, ese día me acompaño al bus para mi casa y en el camino me pregunto – ¿Quieres hablar de lo que paso? – . No podía creerlo, por primera vez una persona me hacía una pregunta así, pero estaba muy mal, me sentía cansada y tenía dolor de cabeza, le dije que no y le agradecí por su preocupación, pero empecé a hablarle y el me escuchaba, estuvo pendiente de mi y por primera vez en mucho tiempo me sentí feliz.

Cuando fui mas pequeña hice parte del movimiento scout, pero por todo lo que había sucedido me había alejado, hasta esa fecha, que por cosas del destino volví a sus reuniones, en ese entonces llegó a mi vida una gran persona llamada Julian, eso fue en un campamento, esa vez, una noche todos fueron a comer comida rápida menos yo, que por arrebato no deseaba comer nada, pero Julian me obligo, que extraño se sentía, no había comido mucho en dos años y ese día me obligaban, me asuste, sentía ansiedad y desesperación, creí que mi estomago explotaría, no sabía que hacer, donde esconderme para vomitar, pero como no había baños no sabía donde, llegué al lado de un poste de luz y no pude hacerlo, en ese momento siento como is lagrimas explotaban por mis ojos, lloraba en silencio, hasta que en un momento dado llegó Julian, él me pregunto que como estaba, en ese momento no dije nada, me quede callada y unos cuantos minutos después le conté que yo no comía, que yo era anorexica, que necesitaba ayuda y que desconocía que podía hacer, él, extendió su mano hacia mis hombros y susurrándome me dijo -«Yo te ayudo»-, al principio no le creí, pero al pasar de los días me di cuenta que era verdad.

Desde ese momento Julian compartía conmigo, me ayudaba y me aconsejaba, intentaba innumerables veces que comiera, algunas veces sin éxito alguno. Mi situación empeoro, comencé a escuchar voces en mi cabeza, para ser sincera solo escuchaba una voz, era la voz de una mujer, era muy convincente, así que me dejé manipular de ella, decía las mentiras que ella me decía, cumplía las ordenes que me dictaba, la de no comer, la de vomitar, la de callar, para ese entonces le puse nombre, era Ana, así que mi cabeza se dividía entre los deseos de Ana y los míos. Muchas veces Ana no dejaba de hablar, me desesperaba y chocaba mi cabeza contra las paredes, lo hacía con tanta fuerza hasta que escuchaba un silbido que me decía que se había ido todo, fue en ese tiempo que descubrí las cortadas, pues cuando los golpes contra la pared no funcionaban me cortaba, sacaba la cuchilla de mi escritorio, descubría mi brazo derecho y dejaba que la sangre escapara por las leves ranuras que había creado, entraba en una etapa de trance donde tanto Ana como el mundo desaparecían.

Un día Julian me vio las cortadas, no podía decir nada, así que solo me abrazaba, me aconsejo que hablara con el doctor del grupo, la verdad yo no quería, pero él me convenció, le conté mi historial a lo que el me respondió con un abrazo y una frase corta, «te habías demorado», él sabía que tenía pues irónicamente era el único que preguntaba si ya había comido, en medio de todo él fue el que más me ayudo, me indico un tratamiento el cual empecé a efectuar con ganas, me ayudo muchísimo, me hizo terapia de choque, para que me diera de cuenta que tenía una distorsión de la imagen, aquello que veía de una manera era de otra, y aunque hoy en día sucede a veces, no olvido lo terrible que fue.

Paso un buen tiempo y en medio de todo él me dijo que mi problema era psiquiátrico, que necesitaba medicamentos, esa idea me disgusto, así que decidí terminar con el tratamiento. En ese entonces Julian se había convertido en mi novio y mi familia, como siempre no imaginaba ni sabía que pasaba, poco a poco empecé a recaer de nuevo, volví a dejar de comer y descubrí el lado oscuro de Julian, él me pegaba, me empujaba contra las paredes, me obligaba a verlo a los ojos agarrando bruscamente mi cara, me obligaba a comer embutiendome la comida cuando estábamos solos, me gritaba y se desquitaba conmigo de las cosas que le estaban pasando, así que decidí terminarle después de dos años de relación, en ese momento antes de separarse de mi me dijo – Si deseas volver a tener algo conmigo, primero ponte linda y hablamos -. ¡Wow!, ponte linda y hablamos, ¿es enserio?, esas palabras golpearon tan fuerte en mi interior que me entregue por completo a la depresión, la comida ya no tenia valor y mi dieta se basaba en solo 200 calorías por día, muchas veces no llegaba ni siquiera a la mitad de ellas y si en algún momento me pasaba de ese limite me sentía un fracaso, pero la verdad no me acuerdo mucho de esos tiempos, mi mente divaga en recuerdos y aun es complejo para ella entender lo que pasó, vivía mareada, pocas veces visitaba al medico y los desmayos se hacían mas constantes. Los doctores con los que me veía me decían cosas que yo tergiversaba, los engañaba constantemente y era fácil crear una versión buena de mi, poco a poco entendí que no importaba si yo moría, nadie lo notaría, en ese momento mi peso era de 38 kilos, pero para mi era demasiado, yo quería pesar 35, pero no pude llegar jamas a ese número, pues mis huesos pesaban 35 kilos y el resto del cuerpo con los órganos y demás pesaban 3 kilos.

Meses después conocí a Jhon, una nueva persona en mi vida que logró que dejara mis cortadas a un lado, pero se fue tan rápido como llego, un poco después se apareció un muchacho llamado Diego, se acerco a mi con la idea de cambiar un poco mi vida, pero al conocer mi enfermedad simplemente decía que él no podía estar con una chica que era anorexica, y es que en verdad estaba delgada, pero me estaba mejorando poco a poco, pues Jhon me ayudo a volver a comer, pero no servía de mucho, porque en mi mente volvía a tener la idea de vomitar, pero no me importaba, un año después terminé con Diego y salió la oportunidad de irme a vivir a la capital colombiana, a Bogota, en ese entonces ya había tenido dos nuevos intentos de suicido, siendo los dos un fracaso, pero Diego me escuchaba y eso me gustaba, todo iba bien hasta que descubrí que él se acostaba con otra muchacha, así que le termine sin darle explicación alguna, al fin de cuentas creo que el lo entendió, pero no acepto la traición que yo misma había visto, así que volví a recaer, me deprimí con la idea de que nadie lucharía por mi, de que solo era una mujer de poca historia, y que el amor eran solo ilusiones que se marchitaban en medio de la nada.

Ya en Bogotá, todo era un poco diferente, estaba en una ciudad nueva donde no conocía a nadie, me sentía desubicada y perdida, además de sola como siempre, mis días se volvieron rutinarios, ya comía como una persona normal, pero aun así me sentía deprimida hasta que llego santiago mi historia de amor que más me marcó. La vez que lo conocí me sentí tan bien, sentí que habíamos encajado a la perfección la primera vez que hable con él, era la primera y única vez que me había pasado algo de esa magnitud, con él me sentía tan bien, podíamos hablar de cualquier tema y durábamos horas y horas platicando sobre la ciencia, política, la vida, la muerte y los ángeles (tema que siempre me ha llamado la atención), hablaba de libros que desconocía y opinaba de cada tema con propiedad, hablábamos del ultimo libro que habíamos leído y el citaba una película en la cual se había usado, hablábamos de las lagrimas que me hacían derramar las letras y él estaba allí para consolarme u opinar sobre los sentimientos que pudo haber tenido el escritor a la hora de crearlo, y por último lograba sugerirme otro que me encantaba aún más.

Nunca supe porque la conexión que teníamos entre los dos era tan fuerte, pero sabía que el conocía la razón, palabras que no menciono si no hasta mas adelante. Recuerdo su cariño y su amor, era a veces como una cálida brisa en verano y otras veces como el inerte viento de un desierto, pero a pesar de eso esa relación que habíamos forjado me daba miedo, porque después de todo lo que había vivido yo no quería enamorarme de nadie y casualmente él tampoco quería algo, pero por cosas que aun no lograba entender, solía decirme que no me alejara, que siguiéramos juntos, pues en la distancia él dejaría de sentir cariño, recuerdo sus palabras, – Tu logras que mis días se llenen de la semilla del amor -, y a pesar de todo seguí con él, al pasar el tiempo entendí que eramos una pareja sin titulo ni derechos, pero eramos fieles el uno al otro, nos llamábamos y nos preguntábamos que hacíamos, donde estábamos y que haríamos, ya saben, toda esa parafernalia que hacen las parejas que se quieren, hasta que como muy bien conocen alguien se cansa, esta vez fui yo, la razón, bueno muy sencillo; siempre me gusto tener todo controlado, en ese entonces empecé a leer sobre las fuerzas astrales y las energías ancestrales, empece a descubrir ciertos patrones que coincidían con comportamientos de ciertas personas, entonces vi que él también deseaba tener el control de todo, el resultado fue la duda, la de seguir o parar, no sabíamos si encontraríamos una salida al final del camino, entonces mi corazón empezó a temblar a sufrir y a temer, y cuando pasa eso me alejo.

Al vivir siempre en la soledad sentía presencias malignas a mi alrededor, creía que veía ángeles y espíritus al rededor mío, pero no fe si no hasta ese momento cuando comprendí que todo era real, al principio creía que era una consecuencia de no comer, que eran alucinaciones, así que ya en confianza hable con Santiago de este tema, él simplemente me escucho y no dijo nada acerca de ello, se quedo conmigo toda la tarde hablándome de las experiencias de ultratumba que había escuchado una vez en un pueblo al que fue, ya cuando era bien noche y hasta la misma luna se había escondido empezó a hablar de los ángeles y demonios, decía que era pagano o algo similar, nunca entendí bien su filosofía, no creía en Dios, pero si en un ser superior, me contaba sobre ritos satánicos y sobre la época de la inquisición, todo era interesante, sentarme a escucharlo y ver como sus ojos brillaban con su inspiración, hasta que un día al llegar a mi casa se quedo mirando detrás mio, se acerco a mi oreja y me preguntó – ¿Quién esta aquí? – Yo me quede fría, esa tarde y esa noche había estado sola, me quede callada hasta que me dijo que era un demonio, ya antes había sentido una fuerza atacarme, pero nunca había creído en eso, pero ya con él aquí a mi lado supe que era verdad, que todas las noches esa presencia se sentaba en la esquina de mi cuarto y esperaba a que me durmiera, mucha veces tenía pesadillas, pero creía que era normal por mis tardes depresivas y mi historial anorexico.

Santiago se quedó esa noche conmigo, cuando estábamos ya en la cama los dos vimos como una sombra entraba por la puerta y se sentaba en la esquina, en ese momento vi como si algo le disgustara como si no quisiera que Santiago estuviera allí, sentí una lucha, me veía en un campo de batalla donde yo era una doncella amarrada al sufrimiento. Al amanecer del nuevo sol despertamos como si nada hubiera pasado, pero estábamos equivocados, Santiago tenia unos rasguños en los brazos y unos golpes en las piernas, yo por mi parte tenía unos rasguños en las costillas y unos morados en los brazos, Santiago me abrazo y me dijo que había luchado contra la presencia, al principio lo tome como un chiste, pero las cicatrices eran la prueba de que había pasado en realidad.

Al día siguiente me desperté y no había sentido la presencia por la noche, Santiago llego y me dijo susurrándome, – Soy tu ángel, soy tu protector, te he visto desde pequeña y se el dolor que has sufrido, y tu, tú tienes un don que es importante -, Cuando termino, casi suelto una carcajada, que le pasaba, ¿acaso estaba loco?, pero por alguna razón me deje llevar por su argumento, entonces empecé a tener clases de meditación, la meditación me ayudo a volver a comer, me enseño acerca de los Chakras, de como se abrían y se cerraban con las fuerzas internas. Un día de esos la anorexia desapareció, por fin me sentí libre, el peso de la culpa se había ido y ahora mi peso se estaba recuperando, creí que mi vida seguiría igual, que Santiago estaría conmigo, pero cuando mas lo creí todo cambió, en ese momento él me contó que había sido llamado para el servicio militar, en ese momento todo cambio, empezó a desaparecer, los días se hacían largos sin sus mensajes, las semanas pasaban sin pronunciarse, pero cuando lo hacía, eran los momentos mas confortables, comparamos nuestro amor como el de bohemios de antaño, cambiamos las cartas por los SMS y las declamaciones por llamadas; me decidí por tenerlo más cerca a mi vida ergo, visitamos a mi madre, tenía mil ilusiones, pero ese día todo cambió, empezó a recordar a la ex y no pude creer que siempre me pasará eso, estaba con hombres que no podían superar a la ex, eso me sacaba de quicio, pero no importo mucho en ese momento, pues dos días después formalizamos la relación, descubrí su lado rockero y su pasión por la música.

Una noche me invitó a su casa, esa vez se me hizo tarde para salir, así que me quede, ya estábamos acostándonos cuando lo empecé a besar, él me respondía con tiernas caricias y poemas recién inventados, la ropa empezó a caer y en la desnudez de nuestros cuerpos nos dejamos llevar por la pasión y el amor, en ese momento vi como un tatuaje de AC – DC se marcaba en la parte superior de la espalda, me encantaba como se le veía, la luz de la luna dejaba que su cuerpo humedecido brillara en la oscuridad, sentía el amor dentro de mí, sentí la conexión por fin, y cuando todo acabo, se acostó a mi lado, cubriéndome con una cobija me beso la frente diciendo lo especial que era para él, sus palabras no me importaban tanto como su mirada, sabía que en mi vida nadie me había visto como él lo estaba haciendo, se notaba el cariño, el amor, la pasión, con esa mirada sabía que el mundo podría estar en guerra, pero él estaría dispuesto a dar su vida por mi, me sentí complementada, saciada y satisfecha, pero todo cuento de hadas llega a su final y asi fue…

Una mañana me llamo y me dijo que tenía una misión importante en un sitio que no podía decirme, fuí a verlo antes de partir, hicimos el amor y le desee lo mejor, después de ese día pasaron meses sin su aparición, esperando una señal de vida, de que un día sonaría mi celular diciéndome que había vuelto, pero toda espera fue infructuosa, pues no había nada, hasta que una tarde me escribió, pidió perdón por no aparecer, estaba feliz devolver a saber de él, me decía que trataría de hablarme más seguido, pero fue peor, esta vez me hablaba cada dos semanas, y no hablábamos por periodos mas largos de cinco minutos, así que supongo que me canse, sentía que no podía estar llorando por él durante dos semanas a cambio de 5 minutos efímeros de alegría.

Un mes después terminó su servicio militar y entró a la universidad y nada fue lo mismo, ya casi no hablábamos y aunque en ocasiones era el hombre más bello del mundo su absentismo lo alejaba de mi, y pues como todos, cuando se aburren en algún lugar se van, pues bueno me fuí, ya no había interés, no había nada que pudiera hacer, entonces una tarde después de tres semanas sin vernos decidí terminarle, dejando atrás las visitas noctambulas, el calor de su cuerpo en la frialdad de la noche, deje atrás su mirada y sus caricias, deje atrás a mi confidente al lector y filosofo, a mi protector, a mi ángel, a mi guía, la única persona que me explicaba sobre ángeles y demonios, lo deje creo que por amor propio, tal vez por orgullo o por hacer valer la dignidad que él tanto había fortalecido, pues sentía que necesitaba un poco más de atención, el caso es que cuando todo paso, a él no le gustó esa idea, ahora sé que tengo más protectores, que hay ángeles y demonios que algunos visitan mi cuarto y otras veces me dejan en soledad, y así todo se equilibra

En ese entonces podía ver al espejo mi cuerpo y sentirme complacida, me sentía linda y que podía ser yo misma sin importar que dijeran los demás, pero a pesar de todo eso no me sentía querida ni deseada, entonces incursione en el mundo del sexo casual, muchas veces con personas mayores que yo y una que otras veces con algunos menores que yo, siempre me cuidaba y me sentía deseada, mi cuerpo había mejorado mucho así que era muy solicitada, mi celular no paraba de sonar de propuestas indecentes con muchas personas, al inicio era perfecto hasta que llego Dablin.

Él era un muchacho con raíces alemanas pero más bogotano que el ajiaco, lo conocí por medio de las redes sociales, le gustaba escribir y hablaba de temas que me llamaban la atención, iniciamos hablando y tocamos el tema del sexo, en ese momento para mi era solo un muchacho más con quién estar, me decía lo mismo que todos, y yo no le creía nada, pero llegó el día, una tarde, después de trabajar nos encontramos en su casa, yo creí que me quitaría la ropa de una vez, pero colocó música de fondo y sin decir nada me tomo de la cintura y empezamos a bailar, sus manos recorrían mi cuerpo como si fueran plumas, poco a poco mi piel se erizaba, sin darme cuenta me desnudo, aún tenía la ropa puesta pero su forma de tratarme era mágica, una forma que solo había visto en las películas, me deje llevar, la ropa se fue pero no me maltrato ni me garro con fuerza, lo hizo con ternura diciéndome poemas que me excitaban, mordiendo delicadamente cada centímetro de mi cuerpo. Esa noche casi no dormí sintiendo como me había tocado, entendí que no había tenido sexo, si no que me habían hecho el amor.

Deje de hacerlo con varias personas y empecé a hacerlo solo con él, cada vez que lo hacíamos me sentía en una escalera, no sabía que había al final, es más no se si tiene final, pero desde esa primera vez me he sentido protegida, con cada beso con cada caricia me sentía suya y solo de él, en ese momento siento que sus pensamientos y su cuerpo están a mi disposición, me dejo llevar por el momento, puede que no sea así, pero es lo que siento, es como si nuestros cuerpos se conectaran, me siento vivir un cuento de hadas, siento que me entiende y que comprende mis deseos y pues siempre busca hacer algo de manera diferente, el nunca lo hace de primera, siempre se toma su tiempo de conocerme, siempre mirándome como si fuera la primera vez, todo hasta que me enamoré.

Tenía la idea de que solo fuera sexo casual con Dablin, se lo deje claro desde un inicio, pues nunca espere que esto me pasara a mi, que me enamorara de esta manera, y él en medio de todo fue convirtiéndose en mi amor platónico, me enseño a escribir y una noche le escribí un mensaje, lo hice en un viejo cuaderno que tenía desde pequeña, fue esta:

SI TE DEJARAS QUERER DE MI…

Te conocí como el viento, simplemente apareciste un día en mi vida hasta que alguien me dijo que era, al principio no supe que deseaba, que quería, pero ahora lo se, solo desearía que te dejaras,si, que te dejaras amar como nadie se ha atrevido a hacerlo atravez de la historia, ojala te dejaras querer como nadie ha querido. Déjame afrontar tus problemas, enséñame tus miedos, puedo acostumbrarme a ellos, a luchar contigo, déjame destrozarte los prejuicios que posees acerca del amor, del dolor y del olvido, deja sanar las heridas que te hicieron en el pasado, pocos saben amar y quiero demostrarte cuan equivocado estas.

Quiero amarte en todo sentido de la palabra, en su máxima expresión, en mu máxima extensión, dejemos que cada significado se exprese con el alma, quiero que mueras asqueado del cariño que espero darte, que mandes ese rencor que ocultas al carajo, que dejes de sumirte en preocupaciones banales, pues se que es sufrir y morir en vida, quiero que perdones a quien te ha herido, que no juzgues ni condenes a aquellos que han fallado, deja que tus locuras sean persistentes y expresa esas manías que tanto escondes a una sociedad que necesita de ti como lo hago yo.

Quiero demostrarte que lo perfecto no existe, soy una clara prueba, pero quiero demostrarte que no todas hacemos daño, que puedo ser imperfecta con el mundo, pero no contigo, o bueno no siempre. Quiero hacerte el amor como tu me lo haces, hacerte sentir lo que yo siento cuando tu piel esta junto a la mía, quiero que tiembles y que sientas el calor que emana mi corazón. Deseo que tu algún día me sientas completamente tuya porque has sabido curarme, porque me has protegido, por que me has escuchado y ahora soy yo quien quiere desentrañar aquello que te acongoja en las noches, sobrepasar las barreras que tu mismo has impuesto a aquellos que te rodean.

Quiero estar contigo en esa vieja habitación, quiero estar en esa desgastada cama, en aquel renovado sofá, pues quiero perderme en los lugres más recónditos que la mente permite visitar. Que confusa es la vida en su finalidad, pues ella nos da a conocer a las personas indicadas en los momentos menos esperados, muchas veces lo hace demasiado pronto y otras lo hace demasiado tarde, es normal que maldigas eso, pues puede que te hayan lastimado, perdón por no evitarlo. Perdóname por o escuchar tu llanto en las noches lejanas, perdóname por limitarte en ocasiones, pues sueño con ser solo tuya, pero si no ha de ser así, espero que no cierres tus puertas al amor, que no lo hagas por mas personas que hayan roto tus ilusiones.

Quiero conocerte en f¿tu forma más pura, que pueda aventurarme en los pecados que la sociedad desea, quiero cumplir tus fantasías, tanto sexuales como de vida, quiero escucharte, que me cuentes tus historias, que describas esos lugares que has visitado, no te guardes nada, por mas tonto que parezca yo te escuchare. Quiero robarte una tarde, una mañana, un mes, un año, espero que tu familia no se ponga brava, pues mi único deseo es hacerte ver que aún te pueden querer sinceramente, que tú poesía aún tiene sentido, que tus letras valen oro, que tu vida tiene mi protección. No tengo nada más que decirte, ni nada más que darte, pues mi bolsillo esta vacío, solo tengo lo que cargo en mi pecho y lo que cabe en mis manos, solo puedo decir que «Te Quiero», cada amanecer esperare poder decírtelo de frente, pues siempre estaré allí. Sé que es morir poco a poco, que es no tener salida a nada, así que entiendo tu temor a cambiar.

Solo deseo por último que me dejes tatuar tu alma, que me dejes grabar mis besos sobre tus labios. Quiero que seamos amantes, de esos que rompen el esquema de lo que conoce la sociedad como amor, quiero que se vuelva algo verdadero, algo duradero, quiero que esto se vuelva un recuerdo eterno.

Terminé de escribir la carta con lágrimas en los ojos, se que no puedo decir nada que no deseo, pero duele escribirle conociendo que nunca le enviaré esta carta, pues siempre he leído lo que él ha escrito, pero no se si él leerá lo que yo he hecho, pues lo desee como amor casual y ahora lo quiero para toda mi vida, tal vez es mejor estar asi, entre el amor y el olvido, deje mi muerte a un lado, ella puede esperar, Ana ya no se hace presente y los espiritus de vez en cuando siguen molestando, pero este nuevo guia, este nuevo protector esta para mi, solo para mi….

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