Satisfactoria doble moral

أنتونيوMâlik, qā’id (coronel) del ejercito, cruzó la puerta llamada «Bib Neched», dejando atrás el arrabal y sus huertas. No hacía mucho que había amanecido, y ya, un sol despiadado hacia el aire casi irrespirable . أنتونيو Mâlik regresaba a casa después de una magnífica noche de sexo con Jessenia. Sabía que Tayyibah le estaría esperando con su habitual sonrisa. Tayyibah… la mejor esposa que nadie hubiera podido encontrar. No solo le había dado tres hijos varones soberbios, sino que además se le había entregado sin medida y le había cuidado hasta la extenuación, cada vez que, en la defensa de ġarnāṭah غرﻧﺎﻃﺔ, había caído herido. Si, habían sido muchas las noches que esa mujer había pasado a su lado, colmándole, cuidándole y velando su sueño. Tayyibah… ¡Que gran compañera.! Pero … ¿Sospecharía algo.? … ¿Y, … sospecharía Jessenia que había otras mujeres más en su vida.? En cualquier caso, no pensaba admitirlo. Lo negaría todo para no hacerles daño. Le incomodaban las lágrimas de mujer.
A lo lejos, en el zoco, vio como un ladronzuelo era aprehendido por una multitud de ociosos. No comprendía como esos mozalbetes no dedicaban sus esfuerzos a algo más provechoso. ¡Qué decadencia! Se estaban perdiendo los valores de siempre. Era ineludible imponerles un castigo ejemplar, ya que, de otro modo, nunca aprenderían … Maldita chusma. …

Dobló la esquina, y la vió. Si, allí estaba Tayyibah, como cada día, esperando su regreso al hogar, con su eterna sonrisa en los labios.

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