mazorca y tiempo

mazorca y tiempo

julio césar

12/08/2017

Nos saludamos todos los días.

Tiene los párpados caídos,

el cabello más cano que negro,

todavía recia la voz.

Encendiendo un cigarrillo comienza la jornada,

se dirige al lugar de siempre donde hace su trabajo,

-y ese hilo amarillento sale completamente blanco-

En su constante jornada hace un receso,

se dirige al sitio de sus pensares

a consumir su cigarrillo.

Él muy pronto no volverá a la fábrica,

porque ésta se trago su tiempo,

en su piel se agolpan los años,

y también en sus párpados y su mirada.

Esa mirada tan lejana

como prendida a un destino presentido,

una mirada más allá que acá,

como si el destino final de la fábrica

estuviera unido al destino final de su vida.

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