Los primeros rayos de sol entraron por la ventana de la cabaña, era temprano y el hombre ya estaba desayunando, la aventura se había terminado, los diez días que había compartido con sus amigos, le habían servido para reponer sus energías, ellos habían partido la noche anterior, él se había quedado, pues no le gustaba manejar de noche, no había dormido muy bien, en la soledad habían acudido a su mente todos los recuerdos. Volvería a su casa y estará nuevamente solo, hacía cinco años que estaba solo, ella se fue un día, y él nunca supo porque, su matrimonio de veinte años terminó abruptamente, esa tarde que llego a casa y sobre la mesa de centro de la sala, encontró una nota manuscrita que decía, por favor no me busques. Desde ese día la pregunta sin respuesta está permanentemente en su cabeza, porque, nunca lo ha sabido. Él era feliz en su matrimonio, y creía que ella también lo era, ella nunca le hizo un reproche, nunca una queja, fueron hermosos años aquellos, el solo vivía para ella, siempre había sido el amor de su vida, por eso la incógnita era más dolorosa.

Sus amigos le decían que vendiera la casa, ya que esta era demasiado grande para el solo, pero él no quieria,pues estaba llena de recuerdos, cada lugar, cada espacio le recordaba a su amada y no quería perder la esperanza de su regreso.

Tenía una hija, que había ganado una beca para estudiar en Francia y se había quedado allá, venia casi todos los meses, a veces cada dos, en cada una de estas visitas se reunían, a tomar un café o compartir un almuerzo, por acuerdo mutuo no hablaban de la madre, él sospechaba que su hija sabía dónde estaba, pero nunca le preguntó y ella nunca le dijo nada.

La hora avanzaba, y llego el momento de emprender viaje, llevó todos los aperos a su camioneta, puso llave a la puerta de la cabaña y partió.

La distancia era larga, él camino era hermoso, los verdes bosques a la vera de la ruta llenaban de paz el alma, la música de la radio, servía de compañera. Casi a la mitad del camino se detuvo en un servicentro, a comer algo, cargar gasolina y comprar algunos víveres. Media hora después, reinició el viaje, en la radio se escuchaban antiguas baladas románticas, era la música que le gustaba y que muchas veces escucho junto a su amada en noches de primavera. El sol empezó a ocultarse en el horizonte, lentamente la oscuridad lo cubrió todo, Las luces de la ciudad le anunciaron que estaba cerca de casa.

Una vez allí, estaciono la camioneta, saco de ella la mochila y los aperos, y abrió la puerta, Al entrar vio en el piso una nota, la levanto, era la letra de su hija y contenía tres escuetas palabras, mama quiere verte.

Dejo los bultos en el piso, y aun con la nota en la mano se sentó en un sillón, no sabía si reír o llorar. Para que quiere verme, pensaba, Me pedirá el divorcio, me pedirá perdón, mil interrogantes pasaban por su mente. La única manera de saberlo es ir a verla, pensó.

Era pasada la medianoche cuando se fue a la cama, no durmió bien esa noche, a pesar de estar cansado por el viaje, los recuerdos lo desvelaron.

despertó cerca del mediodía, después de asearse preparo algo para comer, estaba inquieto, después de tanto tiempo, tenía a mano la respuesta que tanto ansiaba. Una vez saciado su apetito y ordenado la cocina, sé puso frente al espejo, arregló su camisa y chaqueta para estar presentable, y salió, la distancia de su casa a la dirección que señalaba la nota era larga, cuando llego, sintió cierta extrañeza, la dirección correspondía a un edificio antiguo y grande, qué parecía un colegio o una sede universitaria. Entro a un salón de grandes ventanales con vitrales y cuadros religiosos en sus paredes, al avanzar hacia la segunda puerta, lo intercepto una religiosa, que amablemente le pregunto, busca a alguien, él le dio el nombre, sígame dijo ella está en el Jardín, allí frente a un espejo de agua, sentada en una silla de ruedas, estaba ella, al verlo esbozo una sonrisa y trato de hablar él le puso sus dedos en la boca, no digas nada lo importante es que por fin te encontré, le dijo. Luego dirigiéndose a la monja dijo, ella se va conmigo, la religiosa le pidió que la acompañara a la oficina, allí saco un archivador con la historia de la mujer, desde cuando está aquí, hace casi cinco años, fue la respuesta, ella sufrió un accidente quedo sin movimiento en sus piernas, su hija viene casi todos los meses, ella hace una donación mensual a nuestra obra ya que nosotras no cobramos, él aporte es voluntario, ella .le compro la silla de ruedas. Luego de firmar los documentos requeridos, volvió al Jardín, sé despidió de la religiosa, luego dirigiéndose a la mujer dijo, nos vamos, ella le lo miro con ternura, pero no dijo nada, cuando salían del edificio, ella volvió la mirada, como despidiéndose del lugar.

Cuando llegaron a la casa, él la entro en brazos, la sentó en un sillón en el comedor, contiguo a la cocina, enseguida fue a preparar café, volvió luego con una bandeja con la taza de café y un plato con galletas y lo colocó en la falda de ella, un momento después, le pregunto, por qué te fuiste, ella mirándolo a los ojos respondió, solo quería volar libre por un tiempo pero el destino me rompió las alas,quizo seguir hablando pero el la interrumpió, no digas nada más, lo que importa ahora es que estaremos juntos para siempre.

El ruidoso trafico de la calle apagaba la música de la radio, él tiempo paso lentamente, el ruido de la calle se fue apagando, mientras en la radio, seguían sonando antiguas baladas románticas, en la penumbra de la habitación, el hombre permanecía de rodillas delante de la mujer con la cabeza apoyada en su regazo y sus manos enlazadas con las de ella en la más genuina imagen de un amor sublime.

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