El tiempo es algo paradójico pues aquí me encontraba queriendo volar alto a mis 23 años, siendo esclavo de mis impulso que gobiernan mis actos, y es que empiezas a pensar ¿quién no quiere ser profesionista a tan corta edad?, ¿quién no quiere ser rico y tener lujos?, ¿quién no quiere ser el logro andando de sus padres y tener todo resulto?, por supuesto que todos, pero no es sencillo. Si no la vida no sería más que un regalo de Dios y el diablo riendo. 


Imagina tener todo sin esfuerzo, que al decir algo todo se cumpla. No crees que sería extraordinario o un tanto fantasioso ummm, pero eso no sería para nada glorioso pues caminando por un sendero lleno de espinas o por una montaña empinada adquieres capacidades y experiencias que te hacen una mejor persona, una persona mejor preparada, una persona que no dudaría en ayudar a alguien que viene en el mismo camino, esto me recuerda a como las águilas enseñan a volar a sus hijos esperando a que sus hijos tengan alas fuertes con los cuales ellos puedan volar solos y enfrentar las adversidades, pues también a ellos les cuesta esta vida de misterio. De tal manera que deberías hacerle caso a este viejo, feo pero experto  que es tu abuelo y por favor no quieras volar sin alas que me dolería pero no me costaría nada volverte a levantar para que vuelvas a volar. 

Esas eran las palabras de mi abuelo que me desgarraban después de tantos años, ya que en la tumba de mi hijo lloraba por mis fallas, mis fallas que provocaron que mi hijo jamás volara.

Julio C. Girón

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