Los días, contados (Día 82)

Día 82:

   No quiero un amor de Galerías Preciados. No quiero un rato de reloj, ni un día en el calendario. No quiero unas risas forzadas por el compromiso. No quiero un te quiero sin sentido. No quiero una cama fría, ni caricias desgastadas. No quiero miradas perdidas en el horizonte del techo recién pintado.

   No quiero un recuerdo en el olvido. No quiero una partida de ajedrez contra el destino. No quiero esconderme del frío, ni saciar el calor con unos labios cansados de besar. No quiero perderme en un mundo que no es el mío. No quiero soñar despierto una pesadilla que no puedo controlar. No quiero el engaño del desengaño, ni quiero habitaciones con sordina, ni cortinas desesperadas.

   No quiero amaneceres con prisa, ni paredes desconchadas. No quiero no tener motivos, ni buscarlos para no ser nada. No quiero desfibrilar un corazón solitario que sueña con ser soñado. No quiero castillos de naipes encantados, ni dulces condenas.

   No quiero un conejo en mi chistera, ni ton, ni son, ni dulces amargos. No quiero una balada triste de primavera, ni relaciones de contrabando. No quiero un adiós por testigo, ni un hasta luego con un final anunciado; yo quiero estar contigo y un «te estoy esperando».