Perderse para encontrarse

Perderse para encontrarse

Yanara

23/05/2020

Me he perdido tantas veces que perdí la cuenta, por desgracia la vida no tiene un GPS que nos marqué el camino o nos avise cuando estamos cerca de un “camino peligroso”, todo lo vamos corroborando a prueba y error, pero a veces nos equivocamos más de la cuenta.

Lo más difícil es caminar y no saber a dónde estamos yendo, pero todos los días me convenzo de que lo importante es seguir hacia adelante, no importa si no tenemos claro el destino, si nos movemos hacia adelante, evitamos estancarnos, siempre vamos a terminar llegando a algún lugar.

Es cierto que nuestra mirada se nubla muchas veces y perdemos el norte, perdemos el sentido de avanzar o creemos que no lo estamos haciendo, queremos parar y dejar de chocarnos con tantas piedras, la brújula se nos rompe, todo se torna un túnel sin salida, pero ahí es donde empieza a tomar fuerza nuestra voz interior. Muchas veces por el ajetreo de la vida y las voces que nunca se silencian, dejamos de escucharnos a nosotros mismos, nuestro camino se vuelve las huellas de los otros… Queremos caminar por los senderos que otros nos fueron marcando, pero nos olvidamos que cada camino es único e irrepetible y tenemos que preparar nuestra propia ruta, no todos los mapas seguirán las mismas rutas, cada quien conforma su propio atajo.

En esta vida podemos predecir muchas cosas, incluso podemos tener un diario de viaje con todos los planes que queramos, adelantándonos a todo lo que “podría” llegar a pasar y el cómo resolverlo, pero no todas las tormentas se pueden predecir ni todos los accidentes evitar. Puede pasarnos que un imprevisto nos desconfigure la brújula y volvamos a perdernos otra vez, pero esas cosas que no podemos predecir nos ponen a prueba, nos hacen sacar a flote todo lo que está en la imaginación para volver a encontrar nuestro fin, centrarnos de nuevo en el objetivo.

Mientras vamos transitando por esta vida vamos cambiando nuestras metas y por tanto nuestro “norte”, generalmente eso sucede después de algún imprevisto que nos obligue a cambiar el rumbo. Hay que tener confianza en nuestros pasos, muy probablemente eso que nos da más miedo es lo que tenemos que hacer, no siempre tenemos que conocer el final del camino para saber que estamos en el camino correcto.

Sé que a veces sentís que tu vida es un laberinto, es como si supieras que existe una salida, pero te ves caminando en círculos constantemente, todos los caminos parecen volver al mismo lugar. Estar en el medio de algo es demasiado molesto, no estás en el fondo, tampoco en la cima, pero estas ahí… en el centro, buscando para donde disparar. Te estás buscando, intentas reconocerte entre la multitud, te miras todos los días al espejo y queres identificarte con ese que sos, es como si tuvieses un libro donde cada página tiene la mitad del texto y tuvieses que descubrir la parte que falta. Sabes quien no sos, pero no podés darte cuenta quien si sos.

Quiero hacer mención de una frase que dice “a veces, para encontrar el norte hay que ir hacia el sur”. No tengamos miedo de dar un golpe de timón, no todo está escrito, no todo es lo que parece. Intenta no perderte a vos, sos tu propio “premio al final del camino”. A veces estar con cierto tipo de personas o el permitirle a otros escribir nuestro destino nos hace perder el rumbo, nos hace olvidarnos de quienes somos, nos hace aplazar nuestros sueños y deseos por la cotidianeidad o ese afán de querer complacer a gente de papel. La gente siempre cree tener la receta perfecta para ser feliz, para encontrar el amor o cumplir las metas, pero se olvidan que cada mente es un mundo y no todos buscamos lo mismo. No te preocupes si te perdes alguna vez, eso pasa cuando estas caminando, pero por favor, nunca dejes de buscarte.

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