Como no quiero que mueras, escribo, porque escribiendo de tu mirada, de tu sonrisa y tu tacto, con el paso de los siglos cualquier Romeo solo será una sombra comparado contigo. Como no quiero que mueras escribo, porque escribiendo de tu cordura, tu serenidad y tu luz, con el paso de los siglos todo sol será una simple penumbra comparado contigo. Como no quiero que mueras escribo, porque escribiendo sobre tu energía, tu fuerza y vitalidad, con el paso de los siglos la peor tormenta solo será un débil llovizna comparada contigo. Por eso, porque no quiero que mueras, escribo.

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