Es cierto, amor, la vida es senda triste

y nuestro viaje es corto y pasajero.

Somos como una luz que se resiste,

a morir cada noche en un lucero.

Somos como la niebla, transparentes,

como el río que crece y se desborda.

Cercanos al temor de las vertientes

y ajenos al arribo de las olas.

Me dices que tu cántaro se quiebra

y se vierte en tus ojos ambarinos.

Es cierto amor, tu lágrima es la hebra,

que silenciosa cose tu destino.

Me dices que el recuerdo te atormenta

y se oprime tu pecho y se desboca.

Es cierto, amor, cuando el dolor te tienta,

se te mueren los besos en la boca.

Pero aunque el corazón tengas herido

y la vida te de sus sinsabores.

Recuerda amor, que yo que te he querido

¡Quiero asirte a la luz de mis albores!

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