Aquí, los domingos lluviosos riegan pestes sobre el cuerpo, los bostezos parecen debitar más, mucho más, las ganas de hacer todo y las articulaciones se tornan rígidas e insistentes, confiadas en vencer ante la inmovilidad del hueso y el dolor de la carne.

En este lugar, la frente fría y la ventana decorada por el ferviente trabajo de la lluvia.

En este sitio, el sueño, insistidor pretensioso y anhelado.

En este momento, la filosófica opinión del tiempo, la retraída ilusión del descanso.

Aquí, un para siempre o un jamás…

Ricardo A.Forestale

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS