Mi ángel, mi guía

No hay palabras suficientes para agradecerte todo lo que hiciste en esta vida, por tu familia, y por mí, papá.

Eres un ejemplo de hombre trabajador, luchador; ejemplo de fuerza, y sobre todo de bondad. 

Tu cariño, ese tan desinteresado, demostrándolo con cada pequeño detalle, estando siempre pendiente de los demás, y ayudando sin pedir nada a cambio.

Superaste muchas pruebas en la vida ( unas cuantas – bastantes operaciones ), y siempre tiraste hacia adelante con tu tesón.

Hasta que este famoso virus mundial, de la manera más «tonta» se te llevó…

Es difícil describir el vacío que has dejado.

Te echo mucho de menos. Pero como dicen, hay que quedarse con lo bueno: 

Recordaré estos 34 años de vida juntos; tus aperitivos; tus paseos; tus gestos y manías; tus dulces ( de los cuales he heredado el gusto de hacerlos yo también ); todos los veranos en familia, en la playa, en la sierra…; tu gran generosidad; tus buenos valores; los momentos escuchando o viendo vídeos de música juntos ( ¡ Cuánto disfrutabas de la música !); cuando tocabas los bongos, ya fuera de joven, en el grupo, en una mesa o en cualquier lugar en el que pudieras simular el sonido…

Has dejado todo eso y mucho más.

Ahora quiero creer que me ves, y pedirte una cosa:

Papá, guía mis pasos y sigue tocando esos bongos desde ahí donde estés, que yo bailaré al compás que me marques.

TE QUIERO: Tu «chocolatina»

Pd: Gracias por tu apellido, con el que firmo en esta pequeña afición. Ahora más MARIBLANCA que nunca. Seguirás presente en cada cosa que escriba.