10 Poemas de amor y un poco de Miedo

10 Poemas de amor y un poco de Miedo

Te espero

Tantos amores no pudieron ser,
que nesesito drenar el corazon
para que tú, al llegar lo encuentres limpio
y poses en el.

¿Cómo lo haré?
Quizás soltando recuerdos y sueños,
dejando que el olvido pase por el alma.

Es tiempo que el olvido aré mis tierras,
para que tu vengas con tu siembra.

Te espero.

Cuéntame

Cuéntame un cuento bueno,
que nos haga reír,
una historia de a dos
que me lleve a sentir,
un amor infinito.

Cuèntame un cuento eterno,
esa historia total
para ti para mi,
que nos llene de paz
y de amor de verdad,
apartando el invierno.

Cuéntame un cuento amor,
que nos haga soñar
en un amor no fugas,
donde estas junto a mi,
bonito por demás,
ese cuento perfecto.

Poema ingenuo

Cortaré una rosa de aquellos rosales,

cuando el alba apenas comience su viaje,

una rosa nueva de esencia salvaje,

una blanca rosa que cure tus males.

Y de la violeta del prado dormida

tomaré en silencio un pétalo sagrado,

que recuerde todo lo que hemos amado,

refrescando alegre el verde de la vida.

Será del roció, las salvias en la roca

de quien yo me apropie, las mas bellas flores

para que tu quieras olvidar dolores,

cuando yo me llegue en besos a tu boca.

Curui de palomas, cantando unas nanas,

y el ángel más tierno, de esta primavera

serán los testigos de que mi alma entera,

te quiere amar hoy y todas las mañanas.


Desvela la rosa en pena

Que sin dormir la mozuela
desvela,
su corazón primorosa
la rosa,
que en el pecho le resuena
en pena.
Que quizas por causa ajena,
o mal comprendido amor,
suelta pétalos la flor
desvela la rosa en pena.

Amar desde el ayer

Como los recuerdos, me quede a lo lejos
mirando tu casa, buscando tu paso
recitando al viento, voces del ocaso
denunciando un tiempo, de rotos espejos.

Quise con el alma, reinventar tu risa
quise con mis manos, arrugar la nada
sentí la distancia, más desesperada
quise entre mis dedos, detener tu prisa.

Pero cuando duerme, de un golpe en el agua,
la párvula nota de media centuria,
las sirenas cantan, con toda la furia
al viejo corazón que en el pecho fragua.

Tiempo que no vuelve que desaparece,
tiempo del olvido como mar de espuma,
como aquella casa, detrás de la bruma
que miro a lo lejos, mientras que oscurece.


Amor y otoño

Y floreció una flor
en los jardines,
precipitando el sol
en luna llena,
recuerdo aquel amor
tibio y grandioso,
tuvimos un amor de primavera.
Se demoró en la piel al perfumarnos
con la linda ilusión de las estrellas,
amar como te ame al abrazarnos,
jamás imaginé tanta belleza.

Pero el otoño llega seco y frío
y el tronco no enciende en las hogueras.

Se marchito la flor,
paso el estío
y el amor quedó
roto de pena.

Recuerdo que dolió el alma entera,
el colibrí se posa
y luego vuela,

me enamore de ti,
de tu locura,
de tu mirada azul
y tu ternura,
jamás pude sentir tanta belleza,
pero el otoño llega
aunque no quieras.


Gitana

Me dejó desnuda verte,
mi suerte,
esa luna en tu ventana,
gitana,
que la flor del aleluya
es tuya.
Antes que el día diluya
la vision de tu hermosura,
confieso que al verte pura,
mi suerte gitana es tuya.


Te recuerdo

Vuelan bellas mariposas
sobre la flor del tomillo
y el astro rey amarillo
suavemente se derrama,
entre flores de retama
Hasta el azul del husillo.

Así se muestra celosa,
la tarde si te imagino,
desplegando el manto fino,
que de mujer también lleva,
cuando tu imagen se eleva,
para marcar mí destino.

Va perfumando la rosa
el aire que yo respiro,
si en el paisaje que miro
te encuentro como una estrella,
blanca delicada y bella
vanidosa cual zafiro.

Así mi interior solloza
lagrimas de tardecita,
cuando el paisaje me invita
a seguirte recordando
y el corazón esperando
deshoja una margarita.


El amor de la luna

La luna en su cielo mengua,
en cuartos de su belleza,
las voces de la tristeza
que calan onda su lengua.

Se ha coronado la luna
de un rubio rayo de estrella,
solitaria la doncella
cantando de su fortuna.

Que tiene amargo en su canto,
un amor desesperado,
que jamas ha acariciado
y es motivo de su llanto.

Llora el lobo en la pradera
mientras la mira en el lago,
por el conjuro de un mago
sufrir la luna en su espera.

Él jamas ha imaginado
y sospecha su mujer,
que es a su mismo querer
el que la luna ha llorado.

Tiene celos de la luna,
pobre la niña en el campo,
tiene celos de la niña,
pobre la luna llorando.


Reproche

Que apures en la campiña,
la niña,
que tú quieres y te quiere,
se muere.
¿Dime cual es tu demora,
ahora?

Que triste la niña llora
sola tirada en su lecho,
siente dolor en el pecho,
la niña se muere ahora.

En un abrazo muy fuerte,
la muerte,
en su oscuridad la eleva,
se lleva,
enredada en la cobija,
a mi hija.

En esta cruel repartija
de los días por vivir,
maldigo tanto sufrir
la muerte se lleva a mi hija.

¿Que precio pago del mosto?,
el costo.
¿Más alto de su inocencia?,
ausencia.
El llanto escondió dolida.
Por vida.

Que culpas tras tu partida
se anidaron en sus ojos,
resumida en vil despojos
¿El costo ausencia por vida?

Pobre quedóse dormida,
perdida.
tu desamor la mató,
murió
como flor de tardecita
marchita.

Ensimismada en su cuita,
cuando empezaba la noche
a despuntar en reproche,
perdida murió marchita.


Profanador de tumbas

Húmedos vapores de tierra ultrajada,
por la ancha piqueta del sepulturero,
en el hondo vientre de la madrugada,
a primeras horas del mes de febrero.

Cuando tenebrosa, la luna en su cielo
se cubre del llanto de nubes oscuras,
mostrando su cara con un gran recelo
y olvidando el manto de las cosas puras,

Suben, en la danza, al escapar del suelo
fatuas las figuras densas del entierro,
como las polillas que inician el vuelo,
como los aullidos del lloro de un perro.

Y cuando ya dormido, el clérigo viejo
el sepulturero de forma grotesca,
se llevará el muerto, que dejó el cortejo,
antes que la carne deje de estar fresca.


Miedo

Vuestro miedo tiene diez falanges rotas
y negros los ojos sin luna que alumbre,
en la noche oscura como de costumbre,
sigilosa sombra que truena las botas.

Sobre la hojarasca, que el viento en su aserio,
desnuda del brazo de frondosos leños
llegado el otoño resecando sueños,
sobre las paredes de aquel cementerio.

Un miedo de tierra lodosa y no santa,
que corre en la espalda de la madrugada,
cuando lastimoso lo que el búho canta,
en las soledades, suena a carcajada.

Miedo que confunde a los que ya están muertos,
manteniendo cerca de tu lindo cuello,
sus caricias frías, su aliento y desuello,
mientras que tu tengas los ojos abiertos.

Miedo a que aparezca de lo más adverso,
un demonio gris, de pútrida areola,
mientras que tu lees mis grandiosos versos,
mientras que te encuentres en el cuarto sola.


Putrefacción

Inerte, magra y ultrajada,
desnuda y sucia en la barranca
de piel sin alma ni colores,
ella, bajo esta luna blanca
tendida yace entre las flores.

La mosca verde de esmeraldas
hueva en sus pliegues y tendones
y abren pronto a su espalda, tajos
entre el vestido y sus tacones
azules, los escarabajos.

Sutiles entre los horrores,
mariposas púrpuras vuelan
al festín de carnes limosas,
como a los tulipanes velan
las otras tantas mariposas.

Pronto su jugo putrefacto
será por la tierra bebido
y ha de quedar el hueso blanco,
como el botón blanco y florido
que germinan, el barranco.


Muerte

Hoy la lividez del mármol
escala por tu pie, herido,
dando blancos a tu cuerpo,
frío a tu frío tejido.

Bella se posa la muerte,
en el iris de tus ojos,
por el salar de tus venas,
rojos de tu vinos rojos.

Y en el hálito de un ángel
se confunde piel y nanas,
arrebatando tus flores,
lumbre de lumbre y mañanas.

Que bella luz de la luna,
que enciende luz de mortaja,
sobre tus ojos azules,
que ultraja el velo y te ultraja.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS