Los días, contados

Los días, contados

Nando Navarro

08/05/2020

   Día 61:

    Hablemos de cada noche, de cada mañana, cada día. De la magia que mueve esta pluma estilográfica furtiva, cansada de estar cansada, impaciente de tanto esperar. Hablemos de ese no sé qué y ese qué sé yo que me regalan sus fotos de andar por casa, casi sin darse importancia.

   Hablemos de los besos, de los abrazos y las riñas desde el otro lado de la cama. De las horas sin dormir, esperando butaca numerada en nuestro cine pirata, mesa nerviosa para nuestra cena romántica, audios de voz temblorosa y graciosa, llenando el alma, haciéndonos cosquillas en estos dos corazones de gominola. 

  Hablemos de esos viajes compartidos por la casa, de esa música lejana que invade las cabezas, de las confesiones compartidas. Hablemos de los paseos por sus ojos infinitos, de las conversaciones que deseamos que no se acaben, del riesgo a correr el riesgo de tenernos demasiado.

     Hablemos de mis pintas y de sus vestidos, de las manos que me arropan como envasado al vacío, protegido, a salvo de todo, haciéndome sentir importante. Hablemos de las invasiones con permiso, de ilusiones compartidas, de los trenes que perdieron y de los que dejamos pasar.

   Hablemos de explosiones, de canciones al oído, de Tito y Tato, del temor a hacernos daño. Hablemos de lo importante, de lo lujurioso y de lo práctico. De fantasías, de unicornios, de ser fuertes. Hablemos de lo fácil que es todo cuando el terreno es llano, de lo que es y de lo que parece, de los límites mentales, de las cárceles de amor. Hablemos de lo perfecto, del afecto, de lo cotidiano. Hablemos en voz baja, gritemos por todo lo alto y cuidemos nuestros silencios en el asiento de atrás.

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