-¿Que día, no?

– Si, respondió con voz bajita y olor a tristeza. 

-Y dime ¿Cómo te fue?

-Bien, pareció decir mientras las lágrimas se consumaban en los bordes de su mandíbula.

-¿De que te sirve llorar? Le dijo ¿Acaso ganas algo al sufrir?

las palabras más crudas antes dichas fueron puñales directos a su vientre.

Ella solo sonrió, tan rota, tan frágil, tan loca, tan mia, tan de ella. 

-Adios, pronunció.

la noche espesa niebla, la noche fría, la noche sangrienta, la noche final por fin tuvo lugar.

Ahora aún después de tanto tiempo sigue visible la silueta delicada de aquella mujer, tan rota, tan loca, tan mia, tan de ella. 

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS