Tramos estrechos que entrelazan cuerpos, caminos en bucle y de nuevo en tus ojos, caigo y me desvelo, mi soñar y tu laberíntica cabeza, giran y giran en mi cuerpo sin parar. Palabras ciegas y bocas quietas, cuerdas que amarran mi cordura al recuerdo vivo. Que las gotas caigan de una vez, necesito sentir los pies entre los tuyos. Alejar marcas, cerrar las manos y romper tu espejismo. De una y para siempre dejar y ceder, cremar junto con tu aroma este sentimiento vivo que quema como la carne en júbilo. Rasgada y torcida cabeza tuya que supiste esculpir en mi pecho, tu deseo y mis lurias que sin ton ni son embriagaron mi cordura. No te des la vuelta, no corras tras el aroma del pasado, no mires a los ojos de quien se despide, pues el desamor hace más roja la sangre y de tus heridas brotara el amor que aún queda en tus venas.

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