El Elegante Señor Tiempo

El Elegante Señor Tiempo

Charly Rivero

30/04/2020

Luces que enfocaban a un gran telón color ocre. Eso era todo lo que los invitados veíamos, nada más. Teníamos la certeza de que algo pasaría tarde o temprano. Pero cuando. Todos acudimos a esa gran fiesta vestidos de nuestras magias, limitaciones, lamentos y errores. Algunos llevaban la vergüenza a cuesta. Otros pretendían disfrazar su distorsionada sabiduría con colonia para parecer más. El salón se revestía de encantos, de adornos y cuadros pintados de actitudes, de nuestras actitudes. Las veía desde mi silla. Los aromas que volaban hacían a la noche tan hermosa como la anterior pero esta vez todos esperábamos algo. Algo que anoche no esperábamos. Anoche no estábamos ante los ojos de todos. Anoche era diferente. La música se oscureció dando paso a más luces todas enfocando hacia el telón. Había miradas cómplices y sonrisas por demás incómodas. Yo me acomodé la corbata sin saber qué esperar. Creo que fue un reflejo, solo eso. Vi caras conocidas, de hoy y de otros tiempos. Vi que algunos se abrazaban entre las mesas, que estrechaban sus manos. Otros se esquivaban a mi izquierda y algunos mas alejados eran quienes hacía dos minutos se estaban peleando

Miré la hora y faltaban diez minutos para la medianoche cuando el telón tímidamente se abrió. Una figura brotó desde el fondo del escenario. Era alto, bien vestido y llevaba galera. Se lo veía firme y seguro, como si nunca se hubiese equivocado en su vida. Esa sensación me dio al verlo. Todo el salón calló y giró hacia él al mismo tiempo que el silencio se volvió brutal. Nunca lo había visto antes y por la cara de todos, no era el único. Con su mano alejó el micrófono y con su vista nos examinó a todos. Se los juro, nos miró a cada uno en un segundo. No necesitó más.

Por fin dijo: No me conocen, pero yo sí a ustedes. Los he visto. Los veo ahora. Ustedes son quienes buscan respuestas, buscan soluciones, buscan felicidad, buscan lo que tiene el otro. Buscan amor, comprensión, perdón, aceptación. Buscan paciencia, logros, reconocimiento. Buscan los qué, los cómo, los donde y los cuando. Pero ahí los debo detener. No todo siempre depende de ustedes, asique mis amigos disfruten de la noche que aún la luna sigue colgada ahí afuera.

Y se fue con una media sonrisa dibujada en el rostro.

Nunca supe quien era asi que lo llamé el Elegante Señor Tiempo.

Y la música se hizo escuchar otra vez.

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