De rinocerontes y caballos

De rinocerontes y caballos

estela moreno

10/06/2017

A pesar del amor, la historia se rompe. Y cuando se rompe se ve que no había nada. Como una hucha que no contiene dinero. Pero hacia ruido, algo debía tener.

¿Qué puede entrar por una ranura de hucha de barro?

Algo estrecho y ruidoso. Estrecho y ruidoso. El deseo del amor, de la pareja, de la familia, querer que sea lo que no es, querer ser lo que no se es. Ver caballo donde hay rinoceronte. El otro ve en unos ojos «caballo» y se siente tan guapo, grácil, diría yo. Y se va con su gracilidad a otros ojos que solo ven rinoceronte.

Y el rinoceronte vuelve a los ojos que le veían como a un caballo. «Ah -respira- soy un caballo» y se va trotando porque solo quiere esos ojos para que le hagan sentir lo que no es porque lo que es no le gusta y quiere ser otro, (ya saben) quiere ser caballo.

Pero a mi me gustan los rinocerontes. ¿Dónde están los rinocerontes si todos quieren ser caballos?

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Se busca un rinoceronte que quiera ser rinoceronte. Si es muy grande y no puedo abrazarlo de una vez, lo haré por partes pero será totalmente abrazado y querido por mi. Y no solo lo abrazaré sino que limpiaré su cuerpo y me recostaré gustosamente en su tripa para descansar, vivir y soñar porque el amor es sueño.

Y el me abrazará fácilmente porque soy muy pequeña y flexible. Una pequeña yegua blanca, ciega.

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