La llegada del silencio

La llegada del silencio

A. Keller

04/06/2017

La llegada del silencio.

Hoy era 8 de Octubre.

Harta de tantas idas y venidas había sacado una entrada para un evento que se celebraba en el Teatro Olimpia; necesitaba desconectar de mi vida cotidiana y adentrarme en algo que me llevara hasta lo más profundo de mí ser.

Elegí una velada de magia; afortunadamente “El Mago Pop” visitaba nuestra bonita ciudad y pensé que le vendría bien un poco de ilusión a mi vida, carente hacía tiempo de ella.

La función comenzaba a las 21:00h así que tenía tiempo de sobra para pasear por las calles de mi ciudad recordando a cada paso los largos paseos que mi madre y yo solíamos tener.

Crucé hacia la plaza del ayuntamiento; era increíble como olía aquella plaza; la pólvora surgía en mi recuerdo como si minutos antes hubieran tirado “la mascletá”….respiré hondo y noté las manos de mi madre cogiéndome las mías…

-Te echo tanto de menos mamá…

Mientras una lágrima resbalaba por mi mejilla gélida, crucé la calle y mire por las ventanas del “Ateneo” a todas aquellas personas que año tras año seguían reuniéndose allí. Sentados en aquellas mesas redondas parecían estar pasando una velada alegre entre amigos; risas y miradas cómplices eran parte de aquel escaparate.

Ya invocada mi feliz infancia me senté en un banco que había justo enfrente y apoyé mis manos en la barbilla.

“El tiempo pasa muy deprisa hija; te harás mayor y buscarás un compañero de viaje como yo hice con tu padre” -Escuchaba su delicada voz cuando me hablaba-

Recordé también, mirando hacia la filmoteca, las tardes de películas subtituladas acompañada de mis grandes amigos de juventud.

Aquello era un desafío para mí pero simplemente el hecho de estar allí junto a ellos, era lo máximo; una muy feliz adolescencia en la mejor compañía que se podía tener: mis fielesamigos.

Los minutos pasaban rápido; me levanté del banco y me tapé el cuello con un pañuelo rosa que llevaba; lo anudé por encima de la chaqueta vaquera y me dispuse a retroceder buscando el camino de vuelta hacia el teatro. Saqué mi entrada del bolso…

-A ver….fila 18 asiento 12

La mantuve en la mano y me apoyé en un coche que había en la puerta; miré los carteles y la luz que los iluminaba. A ambos lados del teatro dos cafeterías repletas de gente; no era de extrañar pues era sábado, día de salir.

La gente esperaba ansiosa en la puerta, padres con niños, parejas, solitarios como yo…

Todo hacía indicar que el espectáculo iba a ser muy entretenido pues, a pesar de llevar ya dos semanas en cartelera, la cola era monumental.

Miré el móvil, jugué al “Pet Rescue” y hasta me dio tiempo de hacerme un “selfie” para mis amigas del cole.

Por fin, vi cómo la gente se movía hacia la puerta y entendí que ya la habían abierto; hice lo mismo y me puse detrás de una pareja a esperar mi turno de entrada. Un chico de unos 43 años cogió mi entrada y le hizo un pequeño cortecito en un extremo.

-Que disfrute…

-Gracias -sonreí-

Cuando entré en aquel maravilloso lugar seguí recordando mi niñez; de pequeña actué en el teatro “Princesa” bailando el lago de los cisnes; era muy pequeña, ni siquiera habría cumplido los 6 años. Ese recuerdo me ha perseguido toda la vida; lo pasé muy bien y mis padres orgullosos se sentaron en la primera fila sonriendo y aplaudiendo cada una de las zancadas que daba. Recuerdo que entonces, yo era la estrella….

Cuando mi madre murió, un día haciendo limpieza en casa encontré muy bien guardado dentro de una carpeta azul, el folleto de aquella actuación. Mire los nombres de los participantes y allí estaba el mío…

-Mama….

Y un pequeño llanto volvió a mi corazón.

Lo había guardado cuidadosamente todo este tiempo sin decirme nada, probablemente para que con el tiempo lo encontrara….

Ella, musa entre las musas, era todo un ejemplo para mí….

Sequé mis lágrimas e intenté consolar mi corazón roto. Hoy era un día triste y esperaba que aquella función consolara mi pena.

Por fin, se abrió el telón….

La gente ilusionada aplaudía la “voz en off” que nos describía las partes del espectáculo y nos enseñaba en una pantalla gigante la vida de aquel chico, pues tengo que decir que me pareció muy joven. Alguna vez lo vi en televisión en un programa que tenía de magia pero al verlo en persona me pareció mucho más joven.

Me acomodé en mi sitio y respiré hondo; la iluminación se fue haciendo cada vez más tenue y poco a poco fuimos quedándonos a oscuras.

Por fin, la música sonó; todos callamos y de repente, de la nada,salió aquel ilusionista entre gritos y aplausos.

Se hizo el silencio y comenzó el espectáculo. Hizo algunos juegos con cartas impresionantes; poco a poco fue introduciéndonos en su mundo mágico; desaparecían los objetos personales del público, sobrevolaban cartas en el escenario,personas que estaban junto a él cambiaban de sitio sin explicación en cuestión de segundos…

Me estaba divirtiendo mucho, para ser sincera estaba abducida por aquellos trucos de magia. Todos allí nos reíamos del gran desparpajo de este mago; simpático, agradable y con un humor muy fresco.

La noche iba avanzando; de repente comenzó a hablarnos sobre retroceder en el tiempo.

-¿Habéis pensado alguna vez a qué momento de vuestra vida os gustaría regresar si pudierais retroceder en el tiempo?

Una leve sonrisa amaneció en mis labios acompañada de una pequeña lágrima.

-Todos los días de mi vida…. (Pensé)

Y como “por arte de magia” aquel chico se introdujo en una caja y apareció en un lugar, al parecer, dejado atrás en el tiempo.

Mi incesante sorpresa al imaginarme en aquella situación hizo que una gran emoción se adueñara de mí y para cuando finalizó el truco ya no podía dejar de llorar…

Una gran alegría y a la vez la más profunda pena me habían poseído;tapando mi cara con las manos, me incliné sobre las piernas y comencé a gimotear inconsolable.

Aquel truco me había hecho darme cuenta de la realidad, de mi realidad…

Siempre he sido una mujer llena de energía y vitalidad; en mi vida nunca faltó la ilusión hasta hace unos años….

Ella ha prevalecido en mi vida en todos los sentidos; la ilusión me ha acompañado en cada momento de mi existencia; gracias a ella he conseguido y realizado muchos de los sueños que jamás pensé conseguiría….

Siempre ha sido el motor de mí ser….hasta que empezó a desvanecerse….

Y yo me preguntaba…

-¿cuándo empezó esto?…. ¿Cuándo dejé atrás a mi compañera de viaje?

…………………………………………………………………………………………

Ya lo sé….desapareciste cuando entró en mi vida la tristeza. Poco a poco se fue adueñando de mí y te dejé en un segundo plano.

¡Cuanto lo siento!…..

Como si aquella actuación se hubiese tratado de un viaje al más allá, mi mente empezó a reaccionar; mis ojos dejaron de llorar y mi piel comenzó a sentirse relajada. Una brisa fresca recorrió mis brazos haciendo que me estremeciera y entonces la sentí….

Sentí el retorno a mi vida de la ilusión; había regresado para no dejarme nunca más…

Fue cuando, al abrir los ojos…….lo vi. Había estado siempre a mi lado, acompañándome en cada momento, en cada sonrisa, en cada lágrima…….

Me sequé las mejillas y él me miró.

Sentí que me amaba; me cogió de la mano y yo le besé dulcemente.

-¿te ha gustado? -preguntó sonriendo-

-Me ha encantado….-volví a mirarlo-

-¿Nos vamos cariño? -dijo mientras se levantaba del asiento-

-Sí, claro….

Mientras nos dirigíamos a la entrada seguía observando a aquel hombre que durante muchos años, día tras día, se había entregado a mí en cuerpo y alma. Aquel hombre que durante mucho tiempo ni siquiera vi, aunque siempre estuvo a mi lado, mi gran amor.

Me sentí muy afortunada de no haberlo perdido…

-Perdóname…-le dije acurrucándome en su pecho-

-¿y eso? -dijo sonriendo-

-Por estar triste tanto tiempo….

-No pasa nada cariño…. ¿vamos a cenar?

-¡Si, tengo hambre! -dije abriendo los ojos-

Y así fue como regresó la ilusión a mi vida.

Durante muchos años estuve ciega, entregada al dolor y a consecuencia de ello no pude ver más allá…..no pude ver todo lo bueno que hay en mi vida.

Soy una gran mujer, con una gran familia y, de nuevo, una gran ilusión.

Esto es todo lo que necesito.

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