Me había hartado de todo eso, no quería volver allá ni escuchar ese nombre otra vez. Y para peor, mi familia comenzaba a sospechar; ya que me pasaba horas encerrado en mi habitación. Deje de ir a clases, fingía que iba a la escuela, pero solo caminaba una vuelta a la manzana y otra vez me encerraba.

Una mañana casi me descubren, cuando entraba a casa mi padre estaba allí, le tuve que mentir que me había olvidado un trabajo practico. El también había olvidado las llaves de su comercio, y no se le ocurrió peor idea que acercarme a la escuela. De no ser por el no habría ido a clases ese día.

El hecho, es que me había dado cuenta que no me sentía a gusto allí, no es que tuviera problemas con alguien en la escuela, simplemente me sentía asfixiado. Podía estudiar tranquilamente en casa, pero eso nadie lo comprendía como yo; así que tuve que mentir. Dije que estaba enfermo, lleve un certificado médico alterado para no levantar sospechas. Allí aclaraba que necesitaba hacer reposo.

Todo hubiera salido bien de no ser por mi hermanita de 6 años quién si enfermo y debía quedarse en casa. Mi madre quien también trabajaba contracto a una niñera para que la cuidara, y la niñera le dijo a mi madre que no había ido a la escuela en dos días, ella creía que estaba enfermo también.

Para salvarme dije que no tenía clases en tres días por unas olimpiadas de matemáticas. Ella pareció creerme, pero ahora sabía que no podía quedarme en casa. Así que los primeros días solo camine por la ciudad viendo vidrieras, cuando me cansaba me sentaba en el parque y sentaba que las horas pasen, y fue allí donde conocí a Raúl, un joven de mi edad.

Raúl vino a mí a pedirme fuego, pero yo no fumaba. Me contó que para sobrevivir debía lavar autos con su tío, pero que él prefería ir a la escuela. Yo le respondí que estaba arto de la escuela, porque me sentía como en prisión, además odiaba que mis profesores me regañaran si llegaba tarde o no hacia la tarea. En unos días, el se volvió mi nuevo y mejor amigo, y no tuve peor idea que pedirle a su tío trabajo. Yo me divertía con ellos, hasta que mi padre me vio y mis mentiras quedaron al descubierto.

No solo volví a clases sino que ahora debía ir a un psicólogo todos los jueves, a Raúl lo seguí viendo todos los fines de semana. Sé que mis padres quieren lo mejor para mi, pero ellos solo me ven como padres; hay muchas cosas que entienden de mi y tampoco me dan oportunidad de conocerme, solo intentan moldearme a su manera. Y eso para mi es inútil, porque por mas equivocado que este se que eso es lo que soy. Y no por eso debo de estar loco.

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